martes, 14 de julio de 2009

"Lo que vendrá" de Norma Menassa


LO QUE VENDRÁ

Quise otro ámbito para hablar apenas,
un silencio interrumpido sin consignas.
Quise una vida otra, diferente, sin tiempos deformados en relojes,
con ausencias debidas,
con la alegría necesaria del amor trayendo el pan de cada día
a la mesa de todos mis hermanos.

Social la tarde gris en la que quise que el sol brillara para siempre
que mi piel tomase su color de oro, de incendio, de impiedades,
y quise que se acerquen lentamente las cuentas del rosario a mi plegaria
para que pies y manos conjurasen la danza tenebrosa que rodeaba
aquel día, aquel de aquel, aquel del otro, del que no vino todavía.

Y aquí estoy cavilando el infortunio
lo poco que se cumplieron mis palabras
mi sensación de arruga arrinconada
mis papeles escritos sin cajones
donde estacionar el fermento que no habito,
que no tendré, porque amo lo instantáneo.

El surco como herida germinando
la eterna semilla ignorante del futuro,
como yo aquí cuando me encuentro cavilando
entregada a los climas de la razón,
cuando no queda el tiempo necesario para salir de mis diplomas
y ver pasar el coche gris sobre la piedra gris, en este día gris,
tanto cemento urbano
que no queda balcón,
ni estancia verde ombú donde ubicar el acertijo,
aquel que pide que se terminen los tímidos percances que rodean al día
aquel día, aquel de aquel, aquel del otro, del que no vino nunca.


domingo, 5 de julio de 2009

"Toda la noche" de Norma Menassa. Las 2001 Noches nº 35

TODA LA NOCHE

Toda la noche, el ruido del viento golpeaba las ventanas,
toda la noche semidespierta la monotonía insistía en los
cristales.
De a ratos un jirón de viento azotaba y el agua ondeaba en
sonidos diferentes
y a veces era sorda.
Mi alma lucía entre las sábanas una blancura de luna
interrumpida
y el tiempo del eclipse se llenó de fantasmas.
Pasé entre las voces de las conversaciones que subían
de la calle
sorprendida a veces por gritos desencajados de la escena
e iluminé el insomnio de mi día infeliz, de mi hora
interminable
con pensamientos amarillos de papel despreciado por el
sometimiento de la inercia.
Toda la noche, conmigo entontecida, la lluvia retrasaba
los momentos
y todo era tardanza en los ojos del sueño fracasado
que se tragó la luz y acomodó las sombras haciendo
los entornos perceptibles.
Vi la ciudad golpeando en el asfalto como un barco
encallado
al que cuidadosamente fui sacando las anclas y comenzó
el vaivén.
¡Tierra del mar! ...y el navío zarpado iba al encuentro de
puertos invisibles
y todos nos perdimos abrazados.
Toda la noche festejamos sin ninguna moral,
el ruido del relámpago cayendo en rajaduras del espejo
que dejó en descubierto la variedad del mundo y todos
los males naturales.
Quedé toda mojada pegada a la ventana que se abrió en
el reflejo
y entré sobresaltada en la órbita de aquel encogimiento
orgánico.
Tuve un temblor y aluciné una luz que me miraba fijo a
una corta distancia.
Era la ventana del aparecido
y un hilo invisible me unió al anónimo que me quería a mí
en esta extraña circunstancia.


Dibujo MOM
(Las 2001 Noches nº 35)