No es lo negro lo que me trae tu nombre,
no es la ausencia de sol.
Que ya te separé de la guadaña,
del gusano y de la calavera.
Que ya tuve contigo los hijos del silencio,
los hijos de los puntos y las comas,
los hijos del comienzo y del final.
No he de ir a buscarte en los lamentos
apagados de los funerales,
ni en las desalentadas estaciones del luto.
Lo múltiple te erige su reina mentirosa,
eres una pasión silenciosa y brutal,
eterno grito sin voz
en el hangar perdido de las horas.
He aprendido a conversar en tu presencia,
tú me traes los silencios necesarios.
La vida, vino la vida con su accidentado
caminar y ahí estabas tú,
en su regazo, en el beso inefable de sus labios,
mica y cuarzo para el mismo granito,
cuerpos entrelazados que morirán de amor.
no es la ausencia de sol.
Que ya te separé de la guadaña,
del gusano y de la calavera.
Que ya tuve contigo los hijos del silencio,
los hijos de los puntos y las comas,
los hijos del comienzo y del final.
No he de ir a buscarte en los lamentos
apagados de los funerales,
ni en las desalentadas estaciones del luto.
Lo múltiple te erige su reina mentirosa,
eres una pasión silenciosa y brutal,
eterno grito sin voz
en el hangar perdido de las horas.
He aprendido a conversar en tu presencia,
tú me traes los silencios necesarios.
La vida, vino la vida con su accidentado
caminar y ahí estabas tú,
en su regazo, en el beso inefable de sus labios,
mica y cuarzo para el mismo granito,
cuerpos entrelazados que morirán de amor.