Un libro de
película: Amor, sexo, lujuria, infidelidad, celos, envidia, amistad.
Viajes
increíbles donde el poema, la música y la pintura hacen cine.
El autor nos
dice que esto no es exactamente una novedad, ocurrieron cosas parecidas hace
5.000 años.
¿Qué es eso
que, habiendo ocurrido hace tanto tiempo, resulta una novedad?
Si te gusta el
cine, te gustarán estas películas, si no te gusta el cine, te gustarán estas
películas, porque en ellas todo es un juego entre realidad y ficción.
Mecánicos del
amor y de la guerra, espantapájaros de dios señalando caminos, hombres
disfrazados de hombres que recién se levantan y quieren que la vida sea el
sueño que atravesó la noche. Hombres que desean a su lado una mujer que desee.
Parecieran
escenas amorosas en las que, leyendo detenidamente, veremos cómo se juegan
contiendas donde quienes combaten son las palabras de ella y de él.
Y así él
siempre sabe sin saber, como una mujer, y ella siempre se pregunta ¿realidad o
sueño? ¿amor o muerte? ¿venganza o libertad?
Descubrimos en
esta "opera prima" una manera de concebir el cine que cabe dentro de
la corriente del "free cinema", que comenzó su andadura como cine
"maldito", es decir, no comercial, para convertirse en la expresión
del verdadero espíritu de ese invento del siglo XX que revolucionó para siempre
el pasado y el futuro de la humanidad.
El cine produce
otra lectura, ya que al utilizar otros medios de transmisión, su decir se
equivoca y discurre en otra historia, que, si bien se relaciona con la
anterior, produce otro tiempo.
En un diálogo
de su conocida obra de teatro Luces de bohemia, Ramón del Valle-Inclán define
lo que habría de representar un nuevo género literario y dramatúrgico: "El
Esperpento, una tragedia, la nuestra, que no es tragedia". Según Valle-
Inclán, en la voz de su personaje Max Estrella, "el esperpentismo lo ha
inventado Goya", pues en sus cuadros y aguafuertes los héroes trágicos se
han ido a pasear al callejón del Gato.
"Los
héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El
sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética
sistemáticamente deformada."
En La mujer y
yo el lector percibe de manera poderosa un reflejo familiar y desconocido,
esperpéntico, a fin de cuentas, de su propia vida cotidiana, de la ideología
del amor y de las formas pervertidas del goce que nos rodean. Sólo una
"estética sistemáticamente deformada", como la desplegada por Menassa
en esta obra, puede dar cuenta de esa realidad para la que nuestros ojos no
tienen mirada. Ciegos, sólo el Esperpento nos devuelve el fiel reflejo de lo
que somos. Sólo en ese espejo cóncavo podemos recuperar la vista, mirarnos a la
cara.
Para leer de esta manera la obra de Menassa, para
tener una proximidad a la verdadera dimensión revulsiva de sus textos, nada
como asistir a la proyección de los dos cortos producidos, como dos signos de
admiración, antes y después del XIV Congreso Internacional Grupo Cero llevado a
cabo en Buenos Aires.
Impresiona ver
a Menassa interpretando y caracterizando sus propios personajes y sus diálogos.
Si vemos los cortos con una mirada ingenua, se corre el riesgo de creer que
raya en el ridículo, que no es más que una ópera bufa, una "trágica
mojiganga" en la que los actores se han dejado contagiar y arrastrar por
la fuerza dramática de los personajes.
Pero si
utilizamos las mismas herramientas de lectura que usó Freud para analizar el
trabajo del sueño, podemos comprender que esta representación es la única manera
posible de tolerar la proximidad de lo que allí se dice, de lo que de esa
manera se expresa. Se trata, pues, de una invitación a regenerar nuestra vida
con un vuelo.
Taller
de poesía de los sábados a las 17 h,
coordinado
por Carmen Salamanca Gallego
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