viernes, 2 de diciembre de 2011

NACÍ EN UN BARRIO de Miguel Oscar Menassa. Las 2001 Noches nº 109

8 de junio de 1977

En verdad hoy lo confesaré todo por primera vez.
Nací en un barrio.
“Crecí en sus veredas,
un día alcé vuelo soñando triunfar”.
Hoy no puedo volver, ni pobre, ni vencido.

Tengo sobre mi escritorio algunas fotografías,
papeles y poemas. Mi suerte está echada.

Jugaba a las canicas más o menos,
ganaba con algunos, perdía con algunos.

No trepé nunca a un árbol.
Me daban vértigo la hamaca y el tobogán.
Jugaba bien al monte y a la troya
y a la rayuela jugaba con la Negra y la Lita.
Ellas me tocaban y a veces yo las tocaba.

Cada vez que abría los ojos
me daba cuenta que para mí, no había porvenir.
Era demasiado delgado,
miraba siempre de frente y sonreía.

Después vino el billar.
Apoyaba mi mano en el paño con firmeza,
como con las mujeres, sin contemplaciones.
Dejaba que el cigarrillo me quemara la boca,
me hacía el distraído y miraba a los rivales.
Mi manera de andar era sublime. Ganaba casi siempre.
Cuando jugaba al billar era irresistible.

Fumaba Fontanares
y soñaba durante todo el día con una vieja rica;
quería conocer el mar,
hubiera dado mi vida por un día en el mar.

Recuerdo todo a pleno sol,
el sol en las orejas, dentro de la camisa,
debajo de los brazos, entre las piernas, los pies llenos de sol.

Una mujer me dijo viejito y me limpió los mocos.

Después no me creyeron, querían ver las pruebas.
Tengo sobre mi escritorio algunas fotografías
una máquina, la lámpara votiva,
papeles y poemas. Mi suerte está echada.

El tango lo bailaba más o menos,
con algunas mujeres podía,
con algunas mujeres no podía.
Pero tenía una mirada,
una tristeza en la mirada y escribía poemas.

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