viernes, 30 de abril de 2010

NOICA de Olga Orozco. Las 2001 Noches nº 10


(Personaje de un cuadro de
J. BAITLE PLANAS)

Nunca oísteis su nombre.
Sin embargo, cuando un sueño cualquiera entretejió
fosforescentes redes sobre el rostro del tiempo,
Noica estuvo.
Tal vez su cabellera fuera para vosotros la marea letárgica
por donde sube al cielo la primer Navidad
—esa novia que flota con su ramo de cristal escarchado y
una cinta plateada en la garganta—.
Acaso sus ropajes fueran para vosotros un ámbito en que
caen lentamente las hojas,
cuando el amor golpea con sus manos el follaje encantado.
Lo cierto es que fue Noica,
la diosa de los seres subterráneos que disponen callando
el esplendor del mundo.
Reconocedla ahora.
Antes que se haya ido para ser melodía de polvo contra el
vidrio, sombra musgosa de los muros.
Guardadla para siempre en esta misma puerta abierta en el
celaje de los siglos,
donde se balancea, despidiéndose,
como la luminaria en el claro final de la arboleda.
Del otro lado yace su reino alucinado.
Nunca entraréis en él.
Juntos se abismarán debajo del recuerdo y del olvido.

viernes, 23 de abril de 2010

PROSA DEL TRANSIBERIANO Y DE LA PEQUEÑA JUANA DE FRANCIA de Blaise Cendrars. Las 2001 Noches nº 6


Dedicada a los músicos

En aquel tiempo yo era un adolescente

Apenas tenía dieciséis años y ya no recordaba mi infancia

Estaba a 16.000 leguas del lugar de mi nacimiento

Me hallaba en Moscú, en la ciudad de los mil tres

[campanarios y las siete estaciones

Y no me bastaban las siete estaciones y las mil tres torres

Porque mi adolescencia era tan ardiente y loca

Que mi corazón, alternativamente, ardía como el templo

[de Efeso o como la Plaza Roja de Moscú

Cuando se pone el sol.

Y mis ojos iluminaban antiguos senderos.

Y yo era tan mal poeta

Que no sabía llegar hasta el fondo de las cosas.

El Kremlin era como una inmensa torta tártara

Crujiente de oro.

Con las grandes almendras de las catedrales inmensamente

[blancas

Y el oro empalagoso de las campanas...

Un viejo monje me leía la leyenda de Novgorode

Yo tenía sed

Y descifraba caracteres cuneiformes

Luego, de pronto, las palomas del Espíritu Santo volaron

[sobre la plaza

Y también mis manos alzaban el vuelo, con susurros

[de albatros

Y esto era las últimas reminiscencias del último día

Del postrer viaje

y del mar.

No obstante, yo era un poeta muy malo.

No sabía llegar al fondo de las cosas.

Tenía hambre

Y a todos los días y a todas las mujeres en los cafés y a

[todas las copas

Habría querido beberlas y romperlas

Y a todas las vitrinas y a todas las calles

Y a todas las casas y a todas las vidas

Y a todas las ruedas de los coches que giraban como

[torbellinos sobre los malos empedrados

Habría querido hundirlas en un gran horno de espadas

Y habría querido moler todos los huesos

Y arrancar todas las lenguas

y licuar todos esos grandes cuerpos extraños y desnudos

[bajo la ropa que me vuelve loco...

Presentía la llegada del gran Cristo rojo de la revolución

[rusa...

Y el sol era una inmensa herida

Que se abría como un brasero.

En aquel tiempo yo era un adolescente

Apenas tenía dieciséis años y ya no recordaba mi nacimiento

Estaba en Moscú, donde quería alimentarme de llamas

y no me bastaban las torres y las estaciones que cubrían mis

[ojos de estrellas

En Siberia rugía el cañón, había guerra

Hambre frío peste cólera

Y las aguas fangosas del Amor arrastraban millones de

[ carroñas

En todas las estaciones veía partir todos los últimos trenes

Ya nadie podía salir porque no se vendían más boletos

Y los soldados que se iban hubieran preferido quedarse...

Un viejo monje me cantaba la leyenda de Novgorode.

Yo, el mal poeta que no quería ir a ninguna parte, podía ir a

[todos lados

Y también los comerciantes todavía tenían dinero suficiente

Para ir a intentar hacer fortuna.

Su tren salía todos los viernes de mañana.

Se decía que había muchos muertos.

Uno llevaba cien cajas de despertadores y cucús de la Selva

[Negra

Otros cajas de sombreros, cilindros y un surtido de

[tirabuzones de Sheffield

Otros ataúdes de Malmoe llenos de latas de conservas y

[sardinas en aceite

También había muchas mujeres

Mujeres entrepiernas en alquiler que también podían usarse

Ataúdes

Todas pagaban impuestos

Se decía que había muchos muertos allí

Ellas viajaban con tarifa reducida

Y todas tenían una cuenta corriente en el banco.

Pues bien, un viernes de mañana me llegó la hora por fin

Estábamos en diciembre

Y también yo partí para acompañar al viajante joyero que iba

[a Jarbín

Teníamos dos asientos en el expreso y 34 cofres de joyería

[de Pforzheim

Pacotilla alemana «Made in Germany»

Me había vestido de punta en blanco, y al subir al tren se me

[perdió un botón

-Lo recuerdo, lo recuerdo, a menudo pensé en ello desde

[entonces-

Yo dormía sobre los cofres y me sentía muy contento de

[poder jugar con la browning

Niquelada que también me había dado

Me sentía muy feliz despreocupado

Creía jugar a los bandoleros

Habíamos robado el tesoro de Golconda

Y, gracias al transiberiano, íbamos a ocultarlo del otro lado

[del mundo

Yo tenía que defenderlo contra los ladrones del Ural que

[habían atacado a los saltimbanquis de Julio Verne

Contra los Junguzes, los boxers de la China

Y los rabiosos pequeños mongoles del Gran Lama

Alibabá y los cuarenta ladrones

Y los fieles del terrible Viejo de la montaña

Y sobre todo, contra los más modernos

Los rateros de hotel

Y los especialistas de los expresos internacionales

Y sin embargo, y sin embargo

Estaba triste como un niño

Los ritmos del tren

La «médula ferrocarrilera» de los psiquiatras americanos

El ruido de las puertas de las voces de los ejes rechinando

[sobre los rieles congelados

El ferlín de oro de mi futuro

Mi browning el piano y los juramentos de los jugadores de

[cartas en el compartimiento de al lado

La deslumbrante presencia de Juana

El hombre de anteojos azules que se paseaba nerviosamente

[por el corredor y me miraba al pasar

Murmullos de mujeres

Y el silbido del vapor

Y el eterno ruido de las ruedas locas en los carriles celestes

Los vidrios están escarchados

¡La naturaleza no existe!

Y detrás, las llanuras siberianas el cielo bajo y las grandes

[sombras de los Taciturnos que suben y bajan

Estoy acostado sobre una manta de viaje

Colorinche

Como mi vida

Y mi vida no me abriga más que esa manta

Escocesa

Y toda Europa entrevista por el parabrisas de un expreso a

[toda máquina

No es más rica que mi vida

Mi pobre vida

Esta manta

Deshilachada sobre cofres llenos de oro

Con los que viajo

Sueño

Fumo

Y la única llama del universo

Es un pobre pensamiento...

Desde el fondo de mi corazón me brotan lágrimas

Si pienso, Amor, en mi querida;

Ella no es más que una niña, a quien encontré así

Pálida, inmaculada, en el fondo de un burdel.

No es más que una niña, rubia, risueña y triste,

No sonríe y nunca llora;

Pero en el fondo de sus ojos, cuando te deja beber en ellos,

Tiembla un dulce lis de plata, la flor del poeta.

Es dulce y muda, sin ningún reproche,

Con un largo estremecimiento cuando tú te aproximas;

Pero cuando yo voy hacia ella, por aquí, por allá, festivo,

Ella da un paso, luego cierra los ojos, y da un paso.

Porque es mi amor, y las otras mujeres

Sólo tienen vestidos de oro sobre grandes cuerpos

[llameantes,

Mi pobre amiga está tan desamparada,

Está toda desnuda, no tiene cuerpo, es demasiado pobre.

No es más que una flor cándida, endeble,

La flor del poeta, un pobre lis de plata,

Muy frío, muy solo, y ya tan mustio

Que me brotan las lágrimas si pienso en su corazón.

Y esta noche es similar a otras cien mil cuando un tren rasga

[la noche

-Caen los cometas-

Y el hombre y la mujer, aún jóvenes, se divierten haciendo

[el amor.

El cielo es como la carpa desgarrada de un circo pobre en un

[pueblito de pescadores

En Flandres

El sol es un quinqué humoso

Y en lo más alto de un trapecio una mujer representa la luna.

El clarinete la corneta una agria flauta y un mal tambor

Y aquí está mi cuna

Mi cuna

Siempre estaba cerca del piano cuando mi madre como

[Madame Bovary tocaba las sonatas de Beethoven

Yo pasé mi infancia en los jardines suspendidos de Babilonia

Y la rabona, en las estaciones frente a los trenes a punto

[de salir

Ahora hago correr todos los trenes detrás de mí

Bale-Tombuctú

También jugué a las carreras en Auteuil y Longchamp

París-Nueva Cork

Ahora hago correr todos los trenes a todo lo largo de mi vida

Madrid-Estocolmo

Y perdí todas mis apuestas

Sólo queda la Patagonia, la Patagonia, que convenga a mi

[inmensa tristeza, la Patagonia, y un viaje por los mares

del Sur

Estoy en camino

Siempre estuve en camino

Estoy en camino con la pequeña Juana de Francia

El tren pega un peligroso salto y vuelve a caer sobre todas

[sus ruedas

El tren vuelve a caer sobre sus ruedas

El tren siempre vuelve a caer sobre todas sus ruedas

«Dime, Blaise, ¿estamos muy lejos de Montmartre?»

Estamos lejos, Juana, viajas desde hace siete días

Estás lejos de Montmartre, de la Butte que te alimentó del

[Sagrado Corazón contra el cual te acurrucaste

París desapareció y su enorme fogata

No quedan más que las cenizas constantes

La lluvia que cae

La turba que se hincha

La Liberia que gira

Los pesados manteles de nieve que ascienden

Y el cascabel de la locura que tintinea como un último deseo

[en el aire azulado

El tren palpita en el corazón de los horizontes plomizos

Y tu pena ríe burlona.

«Dime, Blaise, ¿estamos muy lejos de Montmartre?»

Las preocupaciones

Olvida las preocupaciones

Todas las estaciones agrietadas oblicuas sobre la ruta

Los hilos telegráficos de los que cuelgan

Los postes grotescos que gesticulan y los estrangulan

El mundo se estira se alarga y se retira como un acordeón

[atormentado por una mano sádica

En las resquebraduras del cielo, las furiosas locomotoras

Huyen

Y en los agujeros,

Las vertiginosas ruedas las bocas las voces

y los perros de la desdicha que ladran a nuestras espaldas

Los demonios están desencadenados

Chatarras

Todo es un acorde falso

El «brun-run-run» de las ruedas

Choques

Rebotes

Somos una tormenta bajo el cráneo de un sordo...

«Dime, Blaise, ¿estamos muy lejos de Montmartre?»

Pero sí, me pones nervioso, bien lo sabes, estamos muy lejos

La locura recalentada ruge en la locomotora

La peste el cólera se alzan como brasas ardientes en nuestro

[camino

Desaparecemos en la guerra totalmente en un túnel

El hambre puto se aferra a las nubes en desbandada

Y estiércol de las batallas en montones apestosos de muertos

Haz como él, haz tu oficio...

«Dime, Blaise, ¿estamos muy lejos de Montmartre?»

Sí, estamos muy lejos, estamos muy lejos

Todos los chivos emisarios reventaron en este desierto

Oye los cencerros de ese rebaño sarnoso Tomsk

Tcheliabinsk Kainsk Obi Taichet Verkné Udinsk Kurgán

[Samara Pensa-Tulún

La muerte en Manchuria

Es nuestro desembarcadero y nuestra última guarida

Este viaje es terrible

Ayer por la mañana

Iván Ulitch tenía los cabellos blancos

y Kolia Nicolai Ivanovitch se roe los dedos desde hace

[quince días...

Haz como ellos la Muerte el Hambre haz tu oficio

Cuesta cinco francos, en transiberiano, cuesta cien rublos

Afiebra los bancos y enrojece bajo la mesa

El diablo está en el piano

Sus nudosos dedos excitan a todas las mujeres

La Naturaleza

Las Busconas

Haz tu oficio

Hasta Jarbín...

«Dime, Blaise, ¿estamos muy lejos de Montmartre?»

Pero... vete al diablo... déjame tranquilo

Tienes caderas angulares

Tu vientre es agrio y tienes blenorragia

Eso es todo lo que París puso en tu regazo

También un poco de alma... porque eres desdichada

Tengo piedad tengo piedad ven hacia mí sobre mi corazón

Las ruedas son los molinos de viento de Jauja

Y los molinos de viento son las muletas que hace girar un

[mendigo

Somos los lisiados del espacio

Rodamos sobre nuestras cuatro heridas

Nos cortan las alas

Las alas de nuestros siete pecados

y todos los trenes son los baleros del diablo

Corral

El mundo moderno

La velocidad no tiene la culpa

El mundo moderno

Las lejanías están demasiado lejos

y al final del viaje es terrible ser un hombre con una mujer...

«Dime, Blaise, ¿estamos muy lejos de Montmartre?»

Tengo piedad tengo piedad ven a mí te contaré una historia

Ven a mi cama

Ven a mi corazón

Te contaré una historia...

¡Oh ven! ¡ven!

En Fidji reina la primavera eterna

La pereza

El amor extasía a las parejas en la hierba alta y la sífilis

[ronda bajo los bananeros

¡Ven a la islas perdidas del Pacífico!

Se llaman Fénix, Marquesas

Borneo y Java

y Célibes con forma de gato.

No podemos ir al Japón

¡Ven a Méjico!

En sus altiplanicies florecen los tulipaneros

Las lianas tentaculares son la cabellera del sol

Se hablaría de la paleta y los pinceles de un pintor

Colores fragorosos como gongs,

Allí estuvo Rousseau

Allí deslumbró su vida

Es el país de los pájaros

El pájaro del paraíso, el ave lira

El tucán, el sinsonte

Y el colibrí anida en el corazón de los lirios negros

¡Ven!

Nos amaremos en las majestuosas ruinas de un templo azteca

Tú serás mi ídolo

Un ídolo abigarrado infantil un poco feo y extrañamente raro

¡Oh ven!

Si quieres iremos en aeroplano y volaremos sobre el país de

[los mil lagos,

Allí las noches son desmesuradamente largas

El antepasado prehistórico tendrá miedo de mi motor

Aterrizaré

Y construiré un hangar para mi avión con los huesos fósiles

[de mamut

El fuego primitivo recalentará nuestro pobre amor

Samovar

Y nos amaremos muy burguesamente cerca del polo

¡Oh ven!

Juana Juanita Ninita nita tetita ninón

Mi chiquita mi cosita mi tesoro mi Perú

Arroró gurrumina

Pompón mi bombón

Mi preferida corazoncito

Nenita

Querida gatita

Mi lindo pecadito

Chuchita

Cucú

Se durmió

Se durmió

Y no se engulló ni una sola de todas las horas del mundo

Todos los rostros vislumbrados en las estaciones

Todos los relojes

La hora de París la hora de Berlín la hora de San Petesburgo

[y la hora de todas las estaciones

Y en Ufa, el rostro ensangrentado del artillero

Y la esfera tontamente luminosa de Grodno

Y el eterno avance del tren

Todas las mañanas se ponen en hora los relojes

El tren adelanta el sol atrasa

No le hace, oigo las sonoras campanas

La enorme campana de Notre-Dame

La campaneta agridulce del Louvre que convocó la San

[Bartolomé

Los carillones enmohecidos de Brujas la Muerta

Las campanillas eléctricas de la biblioteca de Nueva York

Las campanas de Venecia

Y las de Moscú, el reloj de la Puerta Roja que me contaba las

[horas cuando estaba en una oficina

Y mis recuerdos

El tren retumba en las placas giratorias

El tren rueda

Un gramófono gutural iza una marcha gitana

y el mundo, como el reloj del barrio judío de Praga, gira

locamente al revés

Deshoja la rosa de los vientos

Ya zumban las tormentas desencadenadas

Los trenes ruedan en torbellino sobre las redes enmarañadas

Baleros diabólicos

Hay trenes que nunca se encuentran

Otros se pierden en el camino

Los jefes de estación juegan al ajedrez

Chaquete

Billar

Carambolas

Parábolas

La vía férrea es una nueva geometría

Siracusa

Arquímedes

Y los soldados que lo degollaron

Y las galeras

Y las naves

Y los prodigiosos artefactos que inventó

Y todas las matanzas

La historia antigua

La historia moderna

Los torbellinos

Los naufragios

Hasta el del Titanic que leí en el diario

Otras tantas imágenes-asociaciones que no puedo desarrollar

[en mis versos

Porque todavía soy un poeta muy malo

Porque el universo me desborda

Porque no me preocupé por asegurarme contra los accidentes

[de tren

Porque no sé ir hasta el fondo de las cosas

y tengo miedo.

Tengo miedo

No sé ir hasta el fondo de las cosas

Como mi amigo Chagall podría hacer una serie de cuadros

[dementes

Pero no tomé notas de viaje

«Perdónenme la ignorancia

Perdónenme no conocer ya el antiguo juego de los versos»

Como dice Guillaume Apollinaire

Todo lo que se refiere a la guerra puede leerse en las

[Memorias de Kuropatkin

O en los diarios japoneses que están tan cruelmente ilustrados

Para qué documentarme

Me abandono

A los sobresaltos de mi memoria...

A partir de lrkutsk el viaje se hizo demasiado lento

Demasiado largo

Nosotros estábamos en el primer tren que rodeaba el lago

[Baikal

Habían adornado la locomotora con banderas y farolitos

Y dejamos la estación con los tristes acentos del himno al

[Zar

Si yo fuera pintor vertería mucho rojo, mucho amarillo en el

[final de este viaje

Pues en verdad creo que todo estábamos un poco locos

Y que un inmenso delirio ensangrentaba las nerviosas caras

[de mis compañeros de viaje

Cuando nos acercábamos a Mongolia

Que retumbaba como un incendio.

El tren había disminuido su marcha

Y en el perpetuo rechinamiento de las ruedas percibía

Los acentos locos y los sollozos

De una liturgia eterna.

He visto

He visto los trenes silenciosos los trenes negros que volvían

[del Lejano Oriente y que pasaban como fantasmas

Y mi ojo, como el fanal de popa, aún corre tras esos trenes

En Talga agonizaban 100.000 heridos por falta de cuidados

Visité los hospitales de Krasnoiarsk

y en Jilok nos cruzamos con un largo convoy de soldados

[locos

En los lazaretos vi llagas abiertas heridas que sangraban a

[rabiar

los miembros amputados danzaban en derredor o alzaban

[el vuelo en el aire ronco

El incendio se hallaba en todas las caras en todos los

[corazones

Dedos idiotas tamborileaban sobre todos los vidrios

Y bajo la presión del miedo todas las miradas reventaban

[como abscesos

En todas las estaciones quemaban todos los vagones

Y he visto

He visto trenes de 60 locomotoras que huían a todo vapor

perseguidas por los horizontes en celo y bandas de cuervos

[que alzaban el vuelo desesperadamente tras ellos

Desaparecer

En dirección de Port-Arthur.

En Tchita tuvimos algunos días de respiro

Detención de cinco días debido a la obstrucción de la vía

Los pasamos en casa del Señor Yankelevitch que quería

[darme a su hija única en matrimonio

Luego volvió a partir el tren.

Ahora me había instalado yo en el piano y me dolían los

[dientes

Cuando quiero vuelvo a ver ese interior tan tranquilo

el negocio del padre y los ojos de la hija que de noche

[venía a mi cama

Mussorgsky

Y los lieder de Hugo Wolf

Y las arenas del Gobi

Y en Jailar una caravana de sombreros blancos

Realmente creo que estaba ebrio durante más de 500

[kilómetros

Pero estaba en el piano y eso es todo lo que vi.

Cuando se viaja habría que cerrar los ojos

Dormir

Hubiera deseado tanto dormir

Reconozco todos los países con los ojos cerrados por su olor

Y reconozco todos los trenes por el ruido que hacen

Los trenes de Europa son de cuatro tiempos mientras que los

[de Asia son de cinco o siete tiempos

Otros van en sordina son canciones de cuna

Hay algunos que por el ruido monótono de las ruedas me

[recuerdan la pesada prosa de Maeterlinck

He descifrado todos los textos confusos de las ruedas y reunido

[los elementos dispersos de una violenta belleza

Que poseo

y que me acosa.

Tsitsikar y Jarbín

No voy más lejos

Es la última estación

Me apeé en Jarbín cuando acababan de prender fuego a las

[oficinas de la Cruz Roja.

Oh París

Gran hogar cálido con los tizones entrecruzados de tus calles

Y tus viejas casas que se inclinan sobre ellas y se recalientan

Como abuelas

Y aquí hay anuncios, rojo verde multicolores como mi pasado

[en suma amarillo

Amarillo el arrogante color de las novelas de Francia en el

[extranjero

Me gusta frotarme con los ómnibus en marcha en las grandes

[ciudades

Los de la línea Saint-Germain -Montmartre me llevan al

[asalto de la Butte

Los motores mugen como los toros de oro

Las vacas del crepúsculo pastan en el Sagrado Corazón

Oh París

Estación central andén de las voluntades encrucijada de las

[inquietudes

Únicamente los droguistas aún tienen un poco de luz sobre

[su puerta

La Compañía Internacional de Wagons-Lits y de los Grandes

[Expresos Europeos me envió su prospecto

Es la iglesia más hermosa del mundo

Tengo amigos que me rodean como pretiles

Cuando parto tienen miedo de que no vuelva más

Todas las mujeres que conocí se alzan en los horizontes

Con los gestos lastimosos y las miradas tristes de los

[semáforos bajo la lluvia

Bella, Inés, Catalina y la madre de mi hijo en Italia

Y aquélla, la madre de mi amor en América

Hay gritos de sirena que me parten el alma

Allá lejos en Manchuria un vientre se estremece todavía

[como en un parto

Querría

Querría no haber hecho nunca mis viajes

Esta noche me atormenta un gran amor

Y a pesar mío pienso en la pequeña Juana de Francia.

Fue en una noche de tristeza cuando escribí este poema en

[honor

Juana

La pequeña prostituta

Estoy triste estoy triste

Iré al «Conejo ágil» a recordar mi juventud perdida

y tomar unas copitas

Luego volveré solo

París

Ciudad de la Torre única del gran Patíbulo y de la Rueda

París, 1913

jueves, 22 de abril de 2010

ARTE POETICA de Jorge Luis Borges. Las 2001 Noches nº 13


Mirar el no hecho de tiempo y agua
Y recordar que el tiempo es otro río,
Saber que nos perdemos como el río
Y que los rostros pasan como el agua.

Sentir que la vigilia es otro sueño
Que sueña no soñar y que la muerte
Que teme nuestra carne es esa muerte
De cada noche, que se llama sueño.

Ver en el día o en el año un símbolo
De los días del hombre y de sus años,
Convertir el ultraje de los años,
En una música, un rumor y un símbolo,

Ver en la muerte el sueño, en el ocaso
Un triste oro, tal es la poesía
Que es inmortal y pobre. La poesía
Vuelve como la aurora y el ocaso.

A veces en las tardes una cara
Nos mira desde el fondo de un espejo:
El arte debe ser como ese espejo
Que nos revela nuestra propia cara.

Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
Lloró de amor al divisar su Itaca
Verde y humilde. El arte es esa Itaca
De verde eternidad, no de prodigios.

También es como el río interminable
Que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
Y es otro, como el río interminable.

domingo, 18 de abril de 2010

MASA de César Vallejo. Las 2001 noches nº 22


Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "No mueras, te amo tanto!''
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
"No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: "¡Tánto amor y no poder nada contra la muerte!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: "¡Quédate, hermano!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...

CÉSAR VALLEJO

sábado, 17 de abril de 2010

ARMA SECRETA de Leopoldo de Luis. Las 2001 Noches nº 9


Se desmantelarán las bases, pero,
¿y el odio del corazón de los hombres?
R. de Garcíasol

¿QUIÉN levanta del pecho del hombre
estas armas secretas del odio?
¿Quién devuelve la paz a los campos
del alma, sombríos e inhóspitos?

Pasaron poniendo las bases
ocultas, de sombra y de plomo,
cimentadas en viejos rencores,
tapadas de envidia y rastrojos.

Subieron al pecho lejanos residuos,
esquirlas de un crimen remoto,
compacta muralla de ciega amargura,
de sangre mezclada con Iodo.

El hombre es un niño que aprende
a odiar, si le enseñan, tan pronto...
Se le vuelve la tierra pequeña
a su lado no cabe ya el otro.

Se puede volver agua oscura,
corrompida agua negra de un pozo
si lo ciegan con léganos tristes
y remueven el cieno del fondo.

Ese hombre que cuida los campos,
que cría ganados de cálidos copos,
de repente asesina palomas .
y les clava una aguja en los ojos.

Ese hombre que funda la rosa
y descansa a la sombra
de un olmo, te pinares y bosques incendia
y contempla impasible el rescoldo.

El hombre que curva sus manos ,
por el dulce declive de un hombro
de mujer y en las suaves colinas
de unos senos aprende redondos TI

encantos, ternuras redondas
en las formas del aire amoroso,
solivianta sus dedos de espinas
y en sus manos se yerguen escollos.

El hombre que toma en sus brazos
al hijo que le hace sonoro
porvenir, y le muestra las cosas del mundo,
del mundo que en su eje también gira un poco,

un mal día atraviesa con botas
militares pisando el sollozo,
pisando la frente de un niño que está agonizando
caído en los campos del odio.

viernes, 16 de abril de 2010

GUÁRDAME EL TIEMPO de Carilda Oliver Labra. Las 2001 Noches nº 64


Vuelves a renovarme el don perpetuo.
Otra vez eres ése
que me enseñó las señales del alba,
el que salvó una hormiga en el borde del vaso.

Vuelves para pedirme que reúna
la corte de los gatos,
que te ampare de aquel golpe en la nuca,
que te dé mi tristeza como un sorbo,
que te recorte alguna uña,
que me moje de ti,
que te alcance el café,
que no oscurezca,
que me case contigo esta noche otra vez.

Se nos quedaron muchas cosas sin hablar,
necesitamos una cita,
porque
¿a quién le doy tantas caricias
que sobraron,
aquellas que olvidé ponerte sobre el pecho?
¿A quién le cuento
que he planchado, creyendo que era tela,
tu perfil de muchacho?

¿A quién convido ahora con mis piernas
y le enseño el jazmín que nació anoche,
y le pego una abeja a que lo pique,
y le saludo la inocencia?

viernes, 9 de abril de 2010

LAS 2001 NOCHES CUMPLE 10 AÑOS. Las 2001 Noches nº 93


Sólo se es fecundo al precio de ser rico en antítesis

Nietzsche (nº 5)

Las 2001 noches ha cumplido 10 años. Esta sencilla frase, tan cargada de emoción y alegría, conlleva, a la hora de hacer balance, una dificultad añadida: la constancia de que estos 10 años, también, son nuestra vida. Así pues, nos toca hablar de la historia

reciente de Grupo Cero, de la cual esta revista es un escaparate perfecto.

Ante semejante tarea, lo más prudente es remitirnos al producto, los 92 números editados, con la mirada más imparcial posible y, después, bucear entre sus 736 páginas, tratando de hallar las claves o, mejor dicho, las palabras que sostienen este ejercicio de tesón y generosidad.

La primera frase que podemos leer en el primer ejemplar que sale a la calle, es “A los hombres futuros”, título de un poema de Bertolt Brecht y, también, respuesta al “para quién”. En los aforismos de ese mismo número, Menassa nos dirá el “cómo”:

“Para el poeta, sólo una apuesta: saber elegir, entre los mejores, los mejores”.

Confucio, en el nº 3, acota con sutileza: “El hombre que conserva vivo lo viejo y sabe reconocer la novedad, ése, llegado el caso, puede enseñar.”

Podemos deducir que Las 2001 noches se propone como vehículo de transmisión y difusión de la mejor poesía de todos los tiempos a los hombres futuros, es decir, a todos aquellos que leerán el poema. Esto ocurría en enero de 1997 y hoy día, octubre de 2007, podemos afirmar que permanecemos fieles a ese pacto.

Como novedad respecto a revistas anteriores del grupo, Las 2001 noches incluye, desde el comienzo, el modo en que se financia la publicación: una lista donde aparecen los Socios de Honor, con el nombre de cada uno de ellos y la cantidad mensual que aportan.

Los psicoanalistas, 360 euros al mes. Y esto es una ley.

Y es así, no por casualidad. En las Notas de Dirección del nº 1, Menassa explica: “Solucionado el problema económico en los renglones anteriores, recién ahora, al tener economía, infraestructura, recién ahora podré disfrutar de mis versos, bueno, también puedo difundir ideas.”

Se mantiene, también desde el principio, la cabecera, el número de páginas (8), el formato tabloide, el tipo de papel, “prensa mejorado”, y, lo que es más importante y casi imposible en los tiempos que corren, el mismo impresor, nuestro querido Marcelino Mencía.

Respecto a los ejecutores de la revista, el consejo de redacción si se quiere, ni un nombre, nadie se hace responsable los primeros 9 números, apenas un tímido recuadro con la leyenda:

“Donaciones, sugerencias y correspondencia: Ferraz, 22, 2º Izda. Escuela de Poesía y Psicoanálisis Grupo Cero” y el teléfono.

No es hasta el nº 10, (nov. 1997) cuando aparece por primera vez el Staff, con su Director, Miguel Oscar Menassa, y sus Secretarias de Redacción, una para Europa y otra para América. Este equipo, en su esencia, también se mantiene.

En este punto, necesito, para poder continuar, una pequeña referencia personal: hace exactamente 10 años que mi nombre figura en ese staff y la emoción es indescriptible. “La razón de ser, son las cosas hechas”, dice Menassa, y yo me siento orgullosa y agradecida, al mismo tiempo, porque Las 2001 noches es una buena razón para continuar, siendo en la tarea.

Pero, en estos 10 años, también han cambiado muchas cosas. Una de ellas es el lugar donde se fabrica la revista, siempre en Madrid. Nació en Ferraz 22, hasta el nº 21, (dic. 1998); luego, en Princesa, 17, desde el 22 (ene. 1999) hasta el 49 (nov. 2001) y, definitivamente, en Duque de Osuna, 4, a partir del nº 50, (mar. 2002). Hay que destacar la última página de este número, que, de manera un tanto peculiar, informa de nuestro traslado, cuya cabecera, sobre las fotos de la fachada de la nueva sede, reza: “¿Sueño o interpretación?”.

Hagamos una pequeña cronología de su recorrido: Nº 1: 20.000 ejemplares mensuales, tinta negra. Nº 3: 25.000 “Nº 7: 35.000 “Nº 8: 45.000 “Nº 14: 60.000 ej. y se añade una franja roja en la cabecera.

Nº 15: 75.000 “

Nº 19: 85.000 “

Nº 22: 95.000 “

Nº 26: 125.000 “

Nº 27: Se añade otra franja roja a pie de página, con el texto:

“125.000 ejemplares: nadie, nunca, me alcanzará, soy la

poesía”.

Nº 35: Debido a que Extensión Universitaria ha igualado en tirada a Las 2001 Noches, ésta aumenta en 1 ejemplar, es decir, 125.001, para hacer verdadera la afirmación. Así se mantiene desde junio de 2001.

Nº 80: Se edita en cuatricromía, lo que permite incluir reproducciones de óleos de Menassa, que se añaden a los dibujos, también de su autoría, que tradicionalmente ilustraban la revista.

Hasta aquí, podríamos decir, la ficha técnica, los datos básicos que la definen y sitúan en un contexto social concreto. Pero nos queda hablar de todo lo demás, que no es poco: ¿qué hay dentro? ¿qué dice? ¿qué pasó en estos 10 años?

Es el momento de acudir a Nietzsche: “Sólo se es fecundo al precio de ser rico en antítesis”. Y es que los contenidos que Las 2001 Noches ha mostrado al mundo gozan de amplitud y diversidad, características éstas inherentes a la poesía. Porque el criterio de selección no es ideológico, personal, religioso o afectivo, y ni siquiera la corrección política.

Aldo Pellegrini, en el nº 4, explica: “La poesía no es más que esa violenta necesidad de afirmar su ser que impulsa al hombre.

Se opone a la voluntad de “no ser” que guía a las multitudes domesticadas, y se opone a la voluntad de “ser en los otros” que se manifiesta en quienes ejercen el poder.

La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para los imbéciles.”

Vamos descubriendo que, a lo largo de Las 2001 Noches, se desarrolla, también, una especie de “arte poética”, firme aunque sin estridencias. En el nº 1, Menassa apunta: “El poeta, a la inversa de un líder, debe realizar todas las tareas que se propone”.

Y en el nº 2, continúa: “En poesía, no sólo quiero dejar una gran herencia, sino que quiero gozar, yo también, de esa herencia. Comenzar a gozar ya mismo de mi poesía y ese goce será parte de la herencia.”

Pavese (nº 2), está de acuerdo “Muchos han muerto desesperados.

Y ésos han sufrido como Cristo. Pero lo grande, la tremenda verdad es ésta: sufrir no sirve de nada.” Y es que “Al mundo le falta un tornillo, /que venga un mecánico pa’ver /si lo puede arreglar...” (Enrique Cadícamo, nº 21). También por eso, la revista ha mantenido un tono vitalista, sensible a la realidad, ágil en la respuesta a determinadas situaciones en lo social que, inevitablemente, afectan a nuestra vida.

Algunos ejemplos: La llegada de inmigrantes a España se dispara en el 2000 y, hasta el 2004, la legislación al respecto fue modificada cuatro veces. El nº 46, julio de 2001, se dedicó a “La nueva ley de extranjería”.

En octubre de 2001, tras los atentados a las Torres Gemelas, el titular del nº 48 decía: “A bailar, a bailar que la vida se va”.

El 4 de diciembre de 2002, el “Prestige” naufraga en las costas gallegas, tiñendo de muerte cuanto encuentra a su paso.

Aunque la revista (58, diciembre) estaba a punto de imprimirse, nos dio tiempo a estampar en la portada una gran mancha de tinta y la leyenda: “La marea negra ¡¡¡Detenedla!!! Ha llegado la poesía”. El número siguiente (57, enero), está dedicado totalmente al desastre: “El chapapote ha llegado al amor”.

El 15 de febrero de 2003, millones de personas salieron a la calle en todo el mundo para protestar contra una guerra que sabían inminente: la invasión de Irak por parte de Estados Unidos y el Reino Unido, con el apoyo moral, aunque no militar, del Gobierno español de Aznar. A primeros de marzo, el nº 60 envía su “Carta al Presidente”, sin obtener respuesta, y el día 20 comienza el ataque a Bagdad. En la página 2, Nietzsche ya nos advertía: “El mayor peligro de todo porvenir humano está en los buenos y los justos. ¡Y por mucho mal que puedan hacer los malos, el mal que hacen los buenos es el más nocivo de todos!”

Inevitablemente, el nº siguiente (61, abril 2003), reúne la opinión de Maquiavelo, Eliot, Marco Aurelio y Menassa respecto a la guerra.

El 11 marzo de 2004, Al Qaeda atenta en Madrid; el día 14, el PSOE gana las elecciones generales y, el 22 de mayo, se casa el Príncipe Felipe con Dª Letizia Ortiz. De estas tres noticias, Las 2001 Noches se centra en esta última, con la portada del nº

71 (mayo 2004) “Rey es el que reina” (donde opina respecto a ciertas proposiciones al Príncipe) y, en el nº siguiente (72, junio), con un amplio reportaje fotográfico realizado por nuestra reportera más decidida.

En la portada de ese mismo número, se lee: “Hemos sido seleccionados, en cine, (Maratón de Vídeo Digital organizado por la SGAE, precisamente con el corto “Carta al Presidente”) y en música (Indios Grises, semifinalistas del concurso de maquetas patrocinado por 40 TV y GUINNESS). Una gran alegría para nosotros.

La contraportada del nº 73, julio 2004, anunciaba en un gran titular: “La mujer y yo, Carta al Presidente, ha obtenido el Premio del Público (dotado con 600 euros) en la Maratón de Vídeo Digital”. Ahora, la alegría se había materializado. ¡¡Bien!!

El nº 78 (marzo 2005), aparece con el titular: “Los padres no mueren si fueron capaces de hablar antes de morir”, con textos de 19 autores relativos a la relación con el padre. Casualmente, el día 2 de abril, muere el Papa Juan Pablo II.

En 2006 se cumplen 150 años de la muerte de Sigmund Freud, y aparecerán dos números (86 y 87) bajo el lema: “Poetas que acompañaron a Freud en su obra”. En otro orden de cosas, hay que destacar los números que reúnen la obra de varios poetas en torno a una idea común. Hemos citado los relativos al padre y la guerra, pero encontramos también:

Nº 16 - Federico García Lorca, ha nacido un poeta.

Nº 21 - Porque el tango es macho, ¿y la milonga qué?

Nº 28 - El cuerpo, el tiempo, la poesía (que contenía sólo poesía de mujeres).

Nº 45 - Dios, una palabra para la poesía.

Nº 49 - Mujeres escritoras.

Nº 77 - Feliz Navidad.

Nº 80 - Acerca de la escritura (80).

También los dedicados a un solo autor, entre los que destacan:

Vicente Aleixandre, Leopoldo de Luis, María Chévez, José

Ángel Valente, Juan Jacobo Bajarlía o Menassa.

“El hombre es aire en el aire y para ser un punto en el aire necesita caer”, nos dice Antonio Porchia en el nº 9. Para nosotros ha llegado el momento de poner un punto en esta historia, cosa nada fácil aunque necesaria, así que, humildemente, nos disponemos a caer, de nuevo, en el presente. Y con alegría, ya que, tras el punto, podemos empezar otra frase.

Carmen Salamanca Gallego

Secretaria de Redacción