martes, 4 de diciembre de 2012

HIROSHIMA de Héctor Yanover. Las 2001 Noches nº 67



Doscientos ochenta mil muertos, compañeros.
Y una muñeca de arcilla los recuerda.
Una semana de años los recubren
a los doscientos ochenta mil muertos,
y otra vendrá, y vendrán otras,
pero nunca jamás olvidaremos.
Eran las ocho y treinta en la mañana,
un seis de agosto y fría era la muerte.
La guerra despedía sus veleros
con doscientos ochenta mil muertos
sorprendidos en la luz de su última mañana.
Sesenta millones precedían esta súbita muerte,
y eran pobres, mendigos, claudicantes,
señores, obreros y poetas;
resortes de ciudad en la mañana,
palanca de las horas venideras,
centrífugas del mal, del bien, del hambre,
del sol de fiesta, de la noche y luna.

lunes, 26 de noviembre de 2012

MISTERIOS de EVGUENI EVTUCHENKO. las 2001 Noches nº 126



Todos los misterios de la infancia
se van como la niebla del río.
Misterios eran Tonias y Tanias
aún con los pies rojos por el frío.
Misterios las estrellas y animales,
y las setas bajo los temblores.
Y las puertas chirriaban misteriosamente,
como sólo chirrían las puertas en la infancia.
Los enigmas del mundo iban surgiendo
como las bolitas de la boca
de un faquir encantador
que sabe su secreto.
Copos de nieve encantados
sobre campos y bosques caían.
Sonrisas encantadas
danzaban en los ojos de las niñas.
Susurrábamos algo misteriosamente
en la misteriosa pista de hielo.
Y una mano tocaba a otra mano,
temerosa, como el misterio toca al misterio.
Y, de repente, fuimos mayores.
Con su frac desgastado, el faquir
se marchó de tournée a otra infancia,
a un lejano país.
Se olvidó de nosotros, ya adultos.
Faquir: ¡qué mala persona eres!
Tan sin misterio es, que hoy nos molesta
al caernos encima la nieve.
¿Dónde estáis, encantadas bolitas?
Nuestra tristeza no tiene misterio.
Ya no son un misterio los otros,
ni nosotros lo somos para ellos.
Cuando una mano, a veces,
a otra mano toca acariciando,
sólo toca una mano, no un misterio.
¿Comprendéis? Solamente una mano.
Dadnos un misterio muy sencillo,
ese misterio que es timidez y silencio,
un misterio delgado y descalzo.
Aunque sólo sea uno, ¡dadnos un misterio!
..............................................................................
SIEMPRE SE ENCONTRARÁ
Siempre se encontrará una mano de mujer
que, fresca y leve,
compadeciéndote, con un poco de amor,
como a un hermano te consuele.
Siempre se encontrará un hombro de mujer
para tu respirar acalorado,
donde, apoyando tu cabeza loca,
confiar puedas tu rebelde sueño.
Siempre se encontrarán unos ojos de mujer
que al ver tu sufrimiento,
te calmen el dolor
o un poco del dolor al menos.
Pero hay una mano de mujer
dulce como ninguna
cuando la frente atormentada toca
como la eternidad, como el destino.
Pero hay un hombro de mujer
que, sin saber por qué, se ha dado a ti,
y no por una noche, sino para siempre,
y hace ya mucho tiempo que lo comprendiste.
Pero hay unos ojos de mujer
que siempre miran con tristeza:
los ojos que serán, mientras tú vivas,
los ojos de tu amor y tu conciencia.
Y tú vives, a pesar de todo,
pero esa mano sólo no es bastante
para ti, ni ese hombro, ni esos ojos sagrados,
a los que tantas veces traicionaste.
Y al fin llega el castigo para ti.
“¡Traidor!”, te abofetea la lluvia.
“¡Traidor!”, las ramas te fustigan en la cara.
“¡Traidor!”, resuena por el bosque el eco.
Te agitas, te atormentas, te entristeces.
Ni siquiera tú mismo puedes perdonarte.
Sólo esa mano transparente te perdonará
aunque la ofensa es grave.
Sólo ese hombro cansado
te ha de perdonar, ahora y siempre.
Sólo esos ojos tristes
perdonarán lo que perdón no tiene.

domingo, 25 de noviembre de 2012

NO CANTA EL MIRLO EN LA RAMA de pedro Salinas. las 2001 Noches nº 128


No canta el mirlo en la rama,
ni alta la espuma en el agua:
lo que salta, lo que canta
es el proyecto en el alma.
Las promesas tienen hoy
rubor de haber prometido
tan poco, de ser tan cortas;
se escapan hacia su más,
todas trémulas de alas.
Perfección casi imposible
de la perfección hallada,
en el beso que se da
se estremece de impaciencia
el beso que se prepara.
El mundo se nos acerca
a pedirnos que le hagamos
felices con nuestra dicha.
Horizontes y paisajes
vienen a vernos, nos miran,
se achican para caberte
en los ojos; las montañas
se truecan en piedrecillas,
por si las coge tu mano,
y pierden su vida fría
en la vida de tu palma.
Leyes antiguas del mundo,
ser de roca, ser de agua,
indiferentes
se rompen porque las cosas
quieren vivirse también
en la ley de ser felices,
que en nosotros se proclama
jubilosamente.
Todo querría ser dos
porque somos dos. El mundo
seducido por el canto
del gran proyecto en el alma
se nos ofrece, nos da
rosas, brisas y coral,
innumerables materias
dóciles, esperanzadas
de que con ellas tú y yo
labremos
el gran amor de nosotros.
Coronándonos, la dicha
nos escoge, nos declara
capaces de creación
alegre. El mundo cansado
podría ser -él lo siente-,
si nosotros lo aceptamos
por cuerpo de nuestro amor,
recién nacido otra vez,
primogénito del gozo.
¿Le oyes
que se nos está ofreciendo
en flor, en roca y en aire?
Pero tú y yo resistimos
la tentación de su voz,
la lástima que nos da
su gran cuerpo sin empleo.
Allí se quedan las piedras,
las violetas, ajenas,
tan fáciles de morir,
esperando
otro amor que las redima.
No.
Nuestro proyecto cantante,
empinado, irresistible,
de su embriaguez en el alma,
no se labrará en los mármoles
ni con pétalos o sueños:
se hará carne en nuestra carne.
Le entregamos alma y cuerpo
para que él sea y se viva.
Y sin ayuda del mundo,
de su bronce, de su arena,
tendrá forma en lo que ofrecen
nuestros dos seres unidos:
la pareja suficiente.
Y las dos vidas, viviendo
abrazadas,
serán la dócil materia
eterna, con que se labre
el gran proyecto del alma.

lunes, 19 de noviembre de 2012

YO TAMBIÉN CANTO A AMÉRICA de Rafael Alberti. Las 2001 Noches nº 101



I, too, sing America.
Lansgton Hughes
Tú mueves propiedades en tu cielo,
astros que son verdad, estrellas tuyas,
planetas confiscados que en la noche
pasan gimiendo un rastro de cadenas.

Mueves bosques con hojas como círculos,
puertas verdes al sueño de los pumas,
bosques que marchan, selvas que caminan
invadiendo la sombra de raíces.

En tu entraña, piquetas y explosiones
dan a luz en lo oscuro nuevos ríos,
puestos al sol por hombres expropiados
a tu matriz herida y desangrada.

Ellos son, deben ser, y no los otros,
los que arañen sus manos en tus grietas,
los que tenaz descuelguen tu desvelo
en tus ocultas venas sacudidas.

Tú no eres un cadáver extendido
de mar a mar, velado por palmeras.
Tú estás de pie, la sangre te circula,
pero entre dos orillas de fusiles.

Ni siquiera eres dueña de tus noches,
insultada en los bares y cantinas,
noches con ojos indios impasibles
por los que pasan flechas vengadoras.

Yo he visto Panamá desde las nubes
como albos continentes sin viajeros,
de norte a sur, y comprobando el Istmo,
sobre una larga zona de uniformes;

la flor del mar Pacífico, entrevista
como una cresta roja de mi infancia,
gritando, muda, por tus litorales
de azúcar y café, pero invadidos;

jacales y bohíos limosneros
que intentan vagamente ser aldeas,
con raigones en tierras que son suyas
y recelos de canes arrojados.

Oigo un clamor de pumas y caimanes,
de idiomas dominados a cuchillo,
de pieles negras atemorizadas,
entre un sordo rumor que se unifica.

Despierta, de improviso, en esa hora
que el terremoto verde de tus bosques
a tientas reconstruye con sonidos
los escombros nocturnos de sus ramas.

Despiértate, y de un salto reconquista
tu subterránea sangre de petróleo,
brazos de plata, pies de oro macizos,
que tu existencia propia vivifiquen.

Va a sonar, va a sonar, yo quiero verlo,
quiero oírlo, tocarlo, ser su impulso,
ese sacudimiento que destruya
la intervención armada de los dólares.

Las estrellas verdad se confabulen
con tu robado mar, la tierra, el viento,
contra esas trece bandas corrompidas
y esa Company Bank de estrellas falsas.

Recupere -ciclones en las manos,
sísmicas lavas de correr ardiendo-
el predominio vasto de tus frutas
y el control de tus puertos y aduanas.

Yo también canto a América, viajando
con el dolor azul del mar Caribe,
el anhelo oprimido de sus islas,
la furia de sus tierras interiores.

Que desde el golfo mexicano suene
de árbol a mar, de mar a hombres y fieras
como oriente de negros y mulatos,
de mestizos, de indios y criollos.

Suene este canto, no como el vencido
letargo de las quenas moribundas,
sino como una voz que estalle uniendo
la dispersa conciencia de las olas.

Tu venidera órbita asegures
con la expulsión total de tu presente.
Aire libre, mar libre, tierra libre.
Yo también canto a América futura.

sábado, 17 de noviembre de 2012

TIEMPO SIN TIEMPO de Mario Benedetti. Las 2001 Noches nº 105

Preciso tiempo necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
que hacer con él
tiempo
en blanco
en rojo
en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo no puedo abrir
y cerrar
como una puerta
tiempo para mirar un árbol un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda
preciso tiempo el necesario para
chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo
tiempo para esconderme en el canto de un gallo
y para reaparecer en un relincho
y para estar al día
para estar a la noche
tiempo sin recato y sin reloj
vale decir preciso
o sea necesito
digamos me hace falta
tiempo sin tiempo.

jueves, 15 de noviembre de 2012

LA MUJER Y YO, un libro de Miguel Oscar Menassa. Las 2001 Noches nº 65


Un libro de película: Amor, sexo, lujuria, infidelidad, celos, envidia, amistad.
Viajes increíbles donde el poema, la música y la pintura hacen cine.
El autor nos dice que esto no es exactamente una novedad, ocurrieron cosas parecidas hace 5.000 años.
¿Qué es eso que, habiendo ocurrido hace tanto tiempo, resulta una novedad?
Si te gusta el cine, te gustarán estas películas, si no te gusta el cine, te gustarán estas películas, porque en ellas todo es un juego entre realidad y ficción.
Mecánicos del amor y de la guerra, espantapájaros de dios señalando caminos, hombres disfrazados de hombres que recién se levantan y quieren que la vida sea el sueño que atravesó la noche. Hombres que desean a su lado una mujer que desee.
Parecieran escenas amorosas en las que, leyendo detenidamente, veremos cómo se juegan contiendas donde quienes combaten son las palabras de ella y de él.
Y así él siempre sabe sin saber, como una mujer, y ella siempre se pregunta ¿realidad o sueño? ¿amor o muerte? ¿venganza o libertad?
Descubrimos en esta "opera prima" una manera de concebir el cine que cabe dentro de la corriente del "free cinema", que comenzó su andadura como cine "maldito", es decir, no comercial, para convertirse en la expresión del verdadero espíritu de ese invento del siglo XX que revolucionó para siempre el pasado y el futuro de la humanidad.
El cine produce otra lectura, ya que al utilizar otros medios de transmisión, su decir se equivoca y discurre en otra historia, que, si bien se relaciona con la anterior, produce otro tiempo.
En un diálogo de su conocida obra de teatro Luces de bohemia, Ramón del Valle-Inclán define lo que habría de representar un nuevo género literario y dramatúrgico: "El Esperpento, una tragedia, la nuestra, que no es tragedia". Según Valle- Inclán, en la voz de su personaje Max Estrella, "el esperpentismo lo ha inventado Goya", pues en sus cuadros y aguafuertes los héroes trágicos se han ido a pasear al callejón del Gato.
"Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada."
En La mujer y yo el lector percibe de manera poderosa un reflejo familiar y desconocido, esperpéntico, a fin de cuentas, de su propia vida cotidiana, de la ideología del amor y de las formas pervertidas del goce que nos rodean. Sólo una "estética sistemáticamente deformada", como la desplegada por Menassa en esta obra, puede dar cuenta de esa realidad para la que nuestros ojos no tienen mirada. Ciegos, sólo el Esperpento nos devuelve el fiel reflejo de lo que somos. Sólo en ese espejo cóncavo podemos recuperar la vista, mirarnos a la cara.
Para leer de esta manera la obra de Menassa, para tener una proximidad a la verdadera dimensión revulsiva de sus textos, nada como asistir a la proyección de los dos cortos producidos, como dos signos de admiración, antes y después del XIV Congreso Internacional Grupo Cero llevado a cabo en Buenos Aires.
Impresiona ver a Menassa interpretando y caracterizando sus propios personajes y sus diálogos. Si vemos los cortos con una mirada ingenua, se corre el riesgo de creer que raya en el ridículo, que no es más que una ópera bufa, una "trágica mojiganga" en la que los actores se han dejado contagiar y arrastrar por la fuerza dramática de los personajes.
Pero si utilizamos las mismas herramientas de lectura que usó Freud para analizar el trabajo del sueño, podemos comprender que esta representación es la única manera posible de tolerar la proximidad de lo que allí se dice, de lo que de esa manera se expresa. Se trata, pues, de una invitación a regenerar nuestra vida con un vuelo.

Taller de poesía de los sábados a las 17 h,
coordinado por Carmen Salamanca Gallego

miércoles, 14 de noviembre de 2012

PATERNIDAD de Cesare Pavese. Las 2001 Noches nº 78



Fantasía de la mujer que baila, y del viejo
que es su padre y la llevó en la sangre
y la hizo una noche, gozando en el lecho, todo desnudo.
Ella se apura para llegar con tiempo a desvestirse,
y otros viejos esperan. Todos
le devoran, cuando salta a bailar, la fuerza
de las piernas con los ojos, pero los viejos tiemblan.
Casi desnuda está la joven. Y los jóvenes miran
con sonrisas, y hay quien quisiera estar desnudo.
Se parecen a su padre los viejos entusiastas
y son todos, bamboleantes, una sobra de cuerpo
que ha gozado otros cuerpos. También los jóvenes un día
serán padres, y la mujer es para todos una sola.
Hay un silencio. Una alegría profunda
tiene la oscuridad frente a la joven viva.
Todos los cuerpos no son más que un cuerpo, uno solo
que se mueve clavando las miradas de todos.
Esta sangre, que recorre los miembros rectos
de la joven, es la sangre que se hiela en los viejos;
y su padre que fuma en silencio, calentándose,
no salta, pero ha hecho la hija que baila.
Hay un olor y un ímpetu en el cuerpo de ella
que es el mismo en el viejo, y en los viejos.
En silencio fuma el padre y la espera que vuelva, vestida.
Esperan todos, jóvenes y viejos, y la miran;
y cada uno, al beber solo, se acordará de ella.
 

lunes, 12 de noviembre de 2012

El hombre y yo

11
Nada nos será dado de la libertad 
sin arrancarla de nuestros corazones. 
Sexo que no consiguió 
sino el poema. 
Locura que brilló, 
sólo un instante. 
Fueron palabras 
todos mis odios, 
todos mis amores, 
el sexo y la locura
fueron palabras
hasta la libertad,
sólo palabras.

Miguel Oscar Menassa
De "El hombre y yo", 2005

sábado, 10 de noviembre de 2012

La mujer y yo - 7-


Dormíamos tranquilamente cuando ella 
se levantó sobresaltada y me dijo: 
Hoy quiero tener una aventura 
vivir lo no vivido, amar lo inexistente 
y ya sé que son las tres de la mañana 
pero quiero andar un camino nuevo 
donde no quede un sólo rastro de mí 
así que, por favor, escúchame.

Y no es que a mí, exactamente,
me guste dormir de noche
pero estaba dormido, soñando
tonos del ocre sobre el negro.
Primero tuve ganas de decirle:
“déjame de joder” o bien, indiferente
“¿te parece poca aventura vivir a mi lado?”
pero le dije, dulcemente, haciendo gala
del uso calculado de mi serena voz
cuando pronuncio las vocales:
Oh Diosa, portadora del dolor, te escucho.
Soy esa oreja invencible, habla,
di al viento lo que será del viento
y nadie escuchará.
Ella, tímidamente, recogió la ofrenda
y preguntó ¿entonces puedo hablar,
decir lo que me pasa por la mente
sin convenciones, sin moral, sin castigos?
Bueno, le dije, límites hay siempre,
a fin de mes me tienes que pagar,
y ella se desmayó por primera vez en su vida
aunque por poco tiempo.
Luego se despertó y preguntaba ansiosa:
¿Qué paso, qué pasó, qué fue lo que pasó?
Nada, le contesté, tuviste un orgasmo magistral,
antes de desmayarte, te retorcías y saltabas.
Pero ¿qué estás diciendo, que yo me retorcía?
No, le dije, estoy diciendo que tuviste un orgasmo
y era hermoso ver cómo se descomponía
tu bello rostro con el goce.
¿Mi bello qué?, ¿pero que estás diciendo?

Tu bello rostro, amor mío, tu bello rostro,
esa belleza donde renace, cada vez, el goce.
En ese momento ella dijo: te amo,
cuando mi belleza reina en ti, te amo.
Y no era para menos
esas palabras que le había dicho
antes eran todas de la poesía.

Te amo, decía ella, mientras se desnudaba,
hoy haré de ti amado, mujer y bestia
alondra que deja de volar porque llega el mar,
gacela que escapa sin escapar
y se la come el viento.
Leopardo seducido por las luces
del estallido de la pólvora
que lo matará.
Te haré mi amado, te haré...
Algo avergonzado, la interrumpí
y le dije: ¿Para qué tanto?
y ella me respondió con una pregunta:
¿Amas a otra mujer? eso es lo que pasa
y entonces, desesperado al borde del abismo,
decidí darle lo que pedía cuando le dije:
Sí, estoy enamorado de otra mujer
y ella nunca dejaría de sorprenderme:
Me gustaría conocerla, dijo,
y se quedó dormida.

A la mañana siguiente, al desayuno,
antes de ir a los trabajos,
me besó agradecida y me dijo:
¡Qué aventura que tuvimos anoche!
¡Querido, qué aventura!

Miguel Oscar Menassa
De "La mujer y yo", 2003

miércoles, 7 de noviembre de 2012

LEJANÍAS DE LA TIERRA MUERTA de Alfonsina Storni. Las 2001 Noches nº 4


A Gabriela Mistral

 Llegará un día en que la raza humana
 Se habrá secado como planta vana,

 Y el viejo sol en el espacio sea
 Carbón inútil de apagada tea.

 Llegará un día en que el enfriado mundo
 Será un silencio lúgubre y profundo:

 Una gran sombra rodeará la esfera
 Donde no volverá la primavera;

 La tierra muerta, como un ojo ciego,
 Seguirá andando siempre sin sosiego,

 Pero en la sombra a tientas, solitaria,
 Sin un canto, ni un jay!, ni una plegaria

 Sola, con sus criaturas preferidas
 En el seno cansadas y dormidas.

 (Madre que marcha aún con el veneno
 de los hijos ya muertos en el seno.)

 Ni una ciudad de pie.. Ruinas y escombros
 Soportará sobre los muertos hombros.

 Desde allí arriba, negra la montaña
 La mirará con expresión huraña.

 Acaso el mar no será más que un duro
 Bloque de hielo, como todo oscuro.

 Y así, angustiado en su dureza, a solas.
 Soñará con sus buques y sus olas,

 Y pasará los años en acecho
 De un solo barco que le surque el pecho.

 Y allá donde la tierra se le aduna.
 Ensoñará la playa con la luna.

 Y ya nada tendrá más que el deseo
 Pues la luna será otro mausoleo.

 En vano querrá el bloque mover bocas
 Para tragar los hombres, y las rocas

 Oír sobre ellas el horrendo grito
 Del náufrago clamando al infinito:

 Ya nada quedará: de polo a polo
 Lo habrá barrido todo un viento solo:

 Voluptuosas moradas de latinos
 Y míseros refugios de beduinos;

 Oscuras cuevas de los esquimales
 Y finas y lujosas catedrales;

 Y negros, y amarillos y cobrizos,
 Y blancos y malayos y mestizos,

 Se mirarán entonces bajo tierra
 Pidiéndose perdón por tanta guerra.

 De las manos tomados, la redonda
 Tierra circundarán en una ronda.

 Y gemirán en coro de lamentos:
 ¡Oh cuántos vanos, torpes sufrimientos!

 -La tierra era un jardín lleno de rosas
 Y lleno de ciudades primorosas;

 -Se recostaban sobre ríos unas,
 Otras sobre los bosques y lagunas.

 -Entre ellas se tendían finos rieles,
 Que eran a modo de esperanza fieles,

 -Y florecía el campo, y todo era
 Risueño y fresco como una pradera;

 -Yen vez de comprender, puñal en mano
 Estábamos hermano contra hermano;

 -Calumniábanse entre ellas las mujeres
 Y poblaban el mundo mercaderes;

-Íbamos todos contra el que era bueno
A cargarlo de lodo y de veneno

-Y ahora, blancos huesos, la redonda
Tierra rodeamos en hermana ronda.

-Y de la humana, nuestra llamarada,
iSobre la Tierra en pie no queda nada!

Pero quién sabe si una estatua muda
De pie no quede aún sola y desnuda.

Y así, surcando por las sombras, sea
El último refugio de la idea.

El último refugio de la forma
Que quiso definir de Dios la norma,

Y que, aplastada por su sutileza,
Sin entenderla, dio con la belleza.

Y alguna dulce, cariñosa, estrella,
Preguntará tal vez: ¿Quién es aquélla?

¿Quién es esa mujer que así se atreve,
Sola, en el mundo muerto que se mueve?

Y la amará por celestial instinto
Hasta que caiga al fin desde su plinto.

Y acaso un día, por piedad sin nombre
Hacia esta pobre tierra y hacia el hombre,

La luz de un sol que viaje pasajero
Vuelva a incendiarIa en su fulgor primero.

Y le insinúe: Oh, fatigada esfera:
¡Sueña un momento con la primavera!

-Absórbeme un instante: soy el alma
Universal que muda y no se calma...

¡Cómo se moverán bajo la tierra :
Aquellos muertos que su seno encierra!

¡Cómo pujando hacia la luz divina
Querrán volar al que los ilumina!

Mas será en vano que los muertos ojos
Pretendan alcanzar los rayos rojos.

¡En vano! ¡En vano! ¡Demasiado espesas
Serán las capas, ay, sobre sus huesas!...

Amontonados todos .y vencidos,
Ya no podrán dejar los viejos nidos,

Y al llamado del astro pasajero
Ningún hombre podrá gritar: iYO quiero!...


sábado, 3 de noviembre de 2012

DESPUÉS NACÍ A LA LIBERTAD de Miguel Oscar Menassa. Las 2001 Noches nº 136



Después nací a la libertad y me encadenaron
y así durante cinco siglos me tuvieron,
vivo y encadenado y me dieron algo de comer,
alguna lágrima para llorar por todo lo perdido.

Comí esa nada que me daban y lloré esas lágrimas
y me di cuenta que mi libertad medía sólo un eslabón.
Un ruido me separaba de otro ruido, una cadena
me ataba a otra cadena y a hombres como yo.

¡Oíd el ruido de rotas cadenas! y nada se escuchaba.
¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! y nadie se movía.
Paz y amor nos dijeron y estalló la guerra.

Esclavos, exiliados, mutilados, muertos, desaparecidos,
así fuimos teniendo los nombres del dolor y de la rabia.
Así, por el único camino para sobrevivir, fuimos poetas.


jueves, 1 de noviembre de 2012

PARA LA LIBERTAD de Miguel Hernández. Las 2001 Noches nº 136



Para la libertad.
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.


miércoles, 31 de octubre de 2012

TODO SE IBA...



Había mujeres débiles,
y además mujeres fáciles
y mujeres fatales
que lloraban gritaban sollozaban
delante de hombres de paja
que ardían.
Niños extraviados corrían por calles en ruinas
muy pálidos al saber que nunca más volverían a encontrarse.
Y jefes de familia
que ya no distinguían el suelo del techo
revoloteaban de un piso al otro
en una lluvia de felpudos de lámparas de cucharillas
y de plumones.
Todo se iba.
La ciudad se desmoronaba
bullía
se desmenuzaba
y giraba sobre sí misma
sin que pareciera moverse.
Unos cerdos negros cegados
en la súbita oscuridad
de una pocilga moderna en desuso
galopaban.
La ciudad se iba
sudando sangre y agua
envases de gas reventados.
Los que sólo soñaron en heridas y golpes
se despertaban
decapitados
habiendo perdido peines y cepillos
y otras cositas mundanas.
Una boda muy negra muerta de pie
desde el padrino hasta los novios
conservaban un equilibrio de ceniza petrificada
frente a un fotógrafo
torrado aterrado.
Ruinas recientes totalmente nuevas
homenaje de guerra
juegos de rompecabezas
ganancias y pérdidas
leña y carbón.
En lo que quedaba de una casa de obreros
una tortilla abandonada
colgaba como ropa vieja
sobre un ventanal roto
y en las migajas de un viejo lecho calcinado mezcladas
con el serrín gris de un armario volatilizado
la carne humana se incorporaba al asado de carne
comestible.
En las bambalinas del progreso
hombres íntegros proseguían integralmente la
desintegración
progresiva de la materia viva
desamparada.

Jacques Prévert
De "La pluie et le beau temps"
Versión de Aldo Pellegrini

miércoles, 27 de junio de 2012

DESDOBLAMIENTO EN MÁSCARA DE TODOS de Olga Orozco. Las 2001 Noches nº 133

Lejos,
de corazón en corazón,
más allá de la copa de niebla que me aspira desde el fondo del
vértigo,
siento el redoble con que me convocan a la tierra de nadie.
(¿Quién se levanta en mí?
¿Quién se alza del sitial de su agonía, de su estera de zarzas,
y camina con la memoria de mi pie?)
Dejo mi cuerpo a solas igual que una armadura de intemperie
hacia adentro
y depongo mi nombre como un arma que solamente hiere.
(¿Dónde salgo a mi encuentro
con el arrobamiento de la luna contra el cristal de todos los
albergues?)
Abro con otras manos la entrada del sendero que no sé
adónde da y avanzo con la noche de los desconocidos.
(¿Dónde llevaba el día mi señal,
pálida en su aislamiento,
la huella de una insignia que mi pobre victoria arrebataba al
tiempo?)
Miro desde otros ojos esta pared de brumas
en donde cada uno ha marcado con sangre el jeroglífico de su
soledad,
y suelta sus amarras y se va en un adiós de velero fantasma hacia
el naufragio.
(¿No había en otra parte, lejos, en otro tiempo,
una tierra extranjera,
una raza de todos menos uno, que se llamó la raza de los otros,
un lenguaje de ciegos que ascendía en zumbidos y en burbujas
hasta la sorda noche?)
Desde adentro de todos no hay más que una morada bajo un friso
de máscaras;
desde adentro de todos hay una sola efigie que fue inscripta en el
revés del alma;
desde adentro de todos cada historia sucede en todas partes:
no hay muerte que no mate,
no hay nacimiento ajeno ni amor deshabitado.
(¿No éramos el rehén de una caída,
una lluvia de piedras desprendida del cielo,
un reguero de insectos tratando de cruzar la hoguera del
castigo?)
Cualquier hombre es la versión en sombras de un Gran Rey
herido en su costado.
Despierto en cada sueño con el sueño con que Alguien
sueña el mundo.
Es víspera de Dios.
Está uniendo en nosotros sus pedazos.

miércoles, 2 de mayo de 2012

LA INJUSTICIA de Dámaso Alonso. Las 2001 Noches nº 106

¿De qué sima te yergues, sombra negra?
¿Qué buscas?
Los oteros,
como lagartos verdes, se asoman a los valles
que se hunden entre nieblas en la infancia del mundo.
Y sestean, abiertos, los rebaños,
mientras la luz palpita, siempre recién creada,
mientras se comba el tiempo, rubio mastín que
duerme a las puertas de Dios.
Pero tú vienes, mancha lóbrega,
reina de las cavernas, galopante en el cierzo, tras
tus corvas pupilas, proyectadas
como dos meteoros crecientes de lo oscuro,
cabalgando en las rojas melenas del ocaso,
flagelando las cumbres
con cabellos de sierpes, látigos de granizo.
Llegas,
oquedad devorante de siglos y de mundos,
como una inmensa tumba,
empujada por furias que ahincan sus testuces,
duros chivos erectos, sin oídos, sin ojos,
que la terneza ignoran.
Sí, del abismo llegas,
hosco sol de negruras, llegas siempre,
onda turbia, sin fin, sin fin manante,
contraria del amor, cuando él nacida
en el día primero.
Tú empañas con tu mano
de húmeda noche los cristales tibios
donde al azul se asoma la niñez transparente,
cuando apenas
era tierna la dicha, se estrenaba la luz,
y pones en la nítida mirada
la primer llama verde
de los turbios pantanos.
Tú amontonas el odio en la charca inverniza
del corazón del viejo,
y azuzas el espanto
de su triste jauría abandonada
que ladra furibunda en el hondón del bosque.
Y van los hombres, desgajados pinos,
del oquedal en llamas, por la barranca abajo,
rebotando en las quiebras,
como teas de sombra, ya lívidas, ya ocres,
como blasfemias que al infierno caen.
... Hoy llegas hasta mí.
He sentido la espina de tus podridos cardos,
el vaho de ponzoña de tu lengua
y el girón de tus alas que arremolina el aire.
El alma era un aullido
y mi carne mortal se helaba hasta los tuétanos.
Hiere, hiere, sembradora del odio:
no ha de saltar el odio, como llama de azufre, de
mi herida.
Heme aquí:
soy hombre, como un dios,
soy hombre, dulce niebla, centro cálido,
pasajero bullir de un metal misterioso que irradia
la ternura.
Podrás herir la carne
y aun retorcer el alma como un lienzo:
no apagarás la brasa del gran amor que fulge
dentro del corazón,
bestia maldita.
Podrás herir la carne.
No morderás mi corazón,
madre del odio.
Nunca en mi corazón,
reina del mundo.

miércoles, 25 de abril de 2012

CONCEPCIÓN SILVA de Concepción Silva Belinzón. Las 2001 Noches nº 28


Puedes reconocerme(eternidad enorme sin verdugos)
falta comida
y gatos
cuán brutal era el amo que tenía.
Todo perdido o casi todo
abierta perspicacia.

En avance secreto,
liberadas por manos las glicinas
quedaron sostenidas
contempladas;
limpiaremos los nudos que yo adoro.

Puedes reconocerme
cuando buscas refugio
bajo sedas que aún hinchan
mis terrores;
porque entre tantos seres
me elevo rectilínea
entre mil ingredientes de penumbras.

Viva masa total
con que adherí mis puentes
en la noche sin vendas
ni caprichos.
Una rosa de pan a este mendigo.

martes, 17 de abril de 2012

TODOS LOS AYERES, UN SUEÑO de Jorge Luis Borges. Las 2001 Noches 126

Naderías. El nombre de Muraña,
una mano templando una guitarra,
una voz, hoy pretérita que narra
para la tarde una perdida hazaña
de burdel o de atrio, una porfía,
dos hierros, hoy herrumbre, que chocaron
y alguien quedó tendido, me bastaron
para erigir una mitología.
Una mitología ensangrentada
que ahora es el ayer. La sabia historia
de las aulas no es menos ilusoria
que esa mitología de la nada.
El pasado es arcilla que el presente
labra a su antojo. Interminablemente.

lunes, 16 de abril de 2012

CRISTO de León Felipe. Las 2001 Noches nº 45

Viniste a glorificar las lágrimas...
no a enjugarlas...
Viniste a abrir las heridas...
no a cerrarlas.
Viniste a encender las hogueras...
no a apagarlas...
Viniste a decir:
¡Que corra el llanto,
la sangre y el fuego...
como el agua!

lunes, 9 de abril de 2012

MEMORIAL INDOLENTE de Enrique Molina. Las 2001 Noches nº 7

1

Es de ese hechizo que hablo
De esas confluencias de fósforo de esos movimientos de la hierba más íntima bajo él roce de un ala
De su poder y de su abismo de su gran tiara de llamas y de su corona baldía de prostituta
y de sus ojos que giran de súbito hasta el blanco para descubrir las raíces más oscuras del alma
Esa gloria carnal de la mujer
Remolino de trópicos y sol de temblor de ola preguntas humeantes de tótem y de aluvión de labios en las mareas secretas del azar
En la simultaneidad milagrosa de dos cuerpos sobre las dunas más tibias de la tierra

Tan hondo en los cimientos de la dulzura en tales cautiverios de carretera que se desborda en tales luces de andén del fin del mundo en una niebla de caricias
Tan lejos ese olor de tren húmedo en viaje esa melodía de desaparecer a través de los paisajes de este reino
y la gravedad de la tierra
La adorable atracción de su masa conjurando unos vestidos y unos cuerpos que caen como un ángel que desciende
Y la gravedad del cielo
Arrebatando hacia una cúpula de pájaros el suspiro de éxtasis de una playa que se retuerce como el relámpago

La mujer matorral de diálogos del viento y la noche la mujer sin orillas en sus gestos de entrega y de delirio en las vastas llanuras de sus venas y su contacto de torrente
Para iluminar hasta las vértebras la respiración y el terror del amante entre sus brazos de hojas blancas donde transpira un país de grandes desarraigos
Tambor de ceremonia y de sumisión
La mujer de mil rostros fulgurantes de mil fantasmas irresistibles y densos cuya sangre bate en sueños o se funde a las lluvias
La viva mujer carnal de cuerpo de adiós y de eclipse

II

En la oscuridad
Aún vuelvo a entrever los largos cabellos que alguna vez flotaron sobre mi rostro de pan de los campos
Sobre mis ojos entrecerrados hasta vislumbrar por sus ranuras la luna fangosa de los esteros a través del pecho de la dulce mujer de servidumbre inclinada sobre mi pecho
Tales muchachas surgían con trenzas sofocantes
-¡Isolina!-
Y yo no hablo de nostalgias no vuelvo una cabeza de llanto hacia un tesoro que es mi propia sangre toda esa plenitud del deseo fue mía de una vez y por siempre
Ellas se movían en torno como la sombra de los árboles
Un rumor de vegetación y de voces un gran globo dorado de cosas imposibles y desconocidas ascendía de sus presencias y del halo de sus senos
Mujeres supersticiosas en sus costumbres del corazón de la luz con sus espejuelos de magia y sus negros tobillos entregados al rocío de la hierba
El color seco y traslúcido de sus ojos como un ala de cigarra
Con sus pensamientos a ras de la grandeza del verano sus peines incrustados en colas de caballo y sus vuelos hasta el fondo ancestral de su raza sobre las barrancas
Entre la humareda de sibilas de sus braseros los cuartos llenos de apariciones y catres donde de pronto se encendían los espejismos de la revelación en las penumbras del sexo
La siesta a sus pies fijos en ellas sus ojos de iguana cuando hacían resplandecer las rosas ahumadas de su piel con todos los aceites de la pereza
-¡Oh inmoladas!-
Mujeres de un sufrimiento tierno en los lechos de hierro de un paraíso de concubinato y de éxodo planchadoras acariciantes bailantas de miel negra allá lejos sonríen aún como el resplandor de grandes hojas doradas de tabaco la garganta y la nuca con un reverbero meloso que descendía hacia sus senos y sus nalgas
Establecidas como focos en extensiones polvorientas en un murmullo de falsos rosarios recitados con el vino de las palmeras
Sirvientas oscuras servidoras de sangre y de polvo de las constelaciones
Danzaban
Y de sus ritos emanaba un furor indeleble para injuriar cualquier dicha que no fuera su lazo de culebras de la tentación y el sudor de sus cuerpos impregnados por todos los azúcares del agua
Perdidas como el aliento pasional de sus axilas
Desnudas todavía como un puñal hembra asestado en las derivas de esa provincia invadiendo lentamente mi ser con el polen calcinado de su pelo
He oído su silbo de casuarinas sobre el tejado
Su grito de augurio indescifrable en mi corazón
Ahora sólo recuperadas por los dioses deshechos de la arena por los demonios que sacan la lengua entre las nubes de la lejanía
Recuperadas una vez más por el sabor de inalcanzable horizonte que hierve en mis labios

III

¡Oh ignorante! Desterrado de los abrazos de su origen insatisfecho como una gaviota el hechizo se ha roto como un cometa deshojado en la sombra
Cada edad con su sentencia con el dardo de la extraña mujer destinada a la evaporación y al insomnio sus venas hundidas en el arco iris
Extraviado
¿Hasta qué asfixia de ciudad atronadora prosigue tu súplica la risa de esos cuerpos con sus diademas imaginarias en brazos siempre ajenos...?

IV

La abandonada
¿Acaso no ha surgido lentamente de sus negros espejos como la herida de un sol ajado a lo largo de un país vagabundo...?
En su cálido pozo nocturno -¡Oh saqueador!- tu borrarás su rostro y el anillo mimoso de su voz
Dormida bajo el vértigo de su plumaje ahora despierta en una noche extranjera en la jaula absorta de la ausencia
La desconocida girando en la sequía para descubrir como una llaga su lado de sombra

Todo vínculo es ola adiós desamparo
De todo amor se alza siempre un gran pájaro que huye
De todo cuerpo
Se revela una extensión desierta y sin memoria un plano lunar donde los besos se pierden
Donde el mundo termina casi con un susurro

V

Oh mi naturaleza violenta indiferente a las ratas de la salvación
Me ha sido revelado mi más profundo secreto:
Estaba hechizado por el hambre clarificado por el calor desmedido de mis sienes por ese soplo de solfatara de nacer y morir a cada latido en mi irreprimible condición de mendigo del sol
Ignorante de todo sello si no fueran las leyes inéditas de la marea si no fuera esa intemperie
Nacida de dos seres que se aman
Mi sexo me salva sin plegarias como el hacha del verdugo salva de todo límite a un águila de sangre

VI

Bajo su máscara de agravios ella avanza para juzgarte desde su historia inextinguible
Sus ropas esparcidas entre los cantos de una novela de fiebre y un hilo de sangre plateada fluyendo de sus ojos con las promesas perdidas de la costa
¿Pero qué días de saqueo qué despiadada levadura de gran salud de lo inestable qué desastres enamorados conducen a su fin tales romances
Tales codicias entre las glorias de la lluvia...?

VII

Basta
Bestia tierna del extravío termina tu brebaje
Bárbaro de tu aliento entre los sentidos del sol entre la conjugación de naranjas de tu boca y esa luz de pinzas de cangrejo que asciende por tus piernas y tu médula como un gran estremecimiento del océano
Y el espejo de ese rostro que avanza hacia ti desde qué inmensa aventura que comienza condenado desde siempre a virar de improviso hacia una tierra indecisa
Ansiosa tierra a saco sin una fruta que respire en calma sin una piedra dormida
A flores devorantes a tea de incendiario a silbo de alas de pájaro de presa
Tierra de fermento y de ansiedad

VIII

Músculos de tensión embriagadora de tempestad donde la gaviota disuelve su periplo
Un reino fáustico de mujeres todos esos corrosivos resúmenes de las violencias de tu corazón
Servidoras de polvo y de sueño
Sólo recuperadas por la atmósfera frenética del sobresalto por la incandescencia de esos dones desesperados que atraviesan el día con su navaja
Recuperadas una vez más mientras el oleaje golpea contra la borda de un barco y ellas relucen con la belleza tantálica del mar
He oído su silbo de casuarinas sobre el tejado
Su grito de augurio indescifrable en mi corazón
En esta gran unidad palpitante del viento y la playa de la respiración y de la muerte del centelleo de la distancia y el temblor de una caricia más allá de todas las apariencias humanas

viernes, 6 de abril de 2012

LA LUNA CON GATILLO de Raúl González Tuñón. Las 2001 Noches nº 122

Es preciso que nos entendamos.
Yo hablo de algo seguro y de algo posible.

Seguro es que todos coman
y vivan dignamente
y es posible saber algún día
muchas cosas que hoy ignoramos.
Entonces, es necesario que esto cambie.

El carpintero ha hecho esta mesa
verdaderamente perfecta
donde se inclina la niña dorada
y el celeste padre rezonga.
Un ebanista, un albañíl,
un herrero, un zapatero,
también saben lo suyo.

El minero baja a la mina,
al fondo de la estrella muerta.
El campesino siembra y siega
la estrella ya resucitada.
Todo sería maravilloso
si cada cual viviera dignamente.

Un poema no es una mesa,
ni un pan,
ni un muro,
ni una silla,
ni una bota.

Con una mesa,
con un pan,
con un muro,
con una silla,
con una bota,
no se puede cambiar el mundo.

Con una carabina,
con un libro,
eso es posible.

¿Comprendéis por qué
el poeta y el soldado
pueden ser una misma cosa?

He marchado detrás de los obreros lúcidos
y no me arrepiento.
Ellos saben lo que quieren
y yo quiero lo que ellos quieren:
la libertad, bien entendida.

El poeta es siempre poeta
pero es bueno que al fin comprenda
de una manera alegre y terrible
cuánto mejor sería para todos
que esto cambiara.

Yo los seguí
y ellos me siguieron.
¡Ahí está la cosa!

Cuando haya que lanzar la pólvora
el hombre lanzará la pólvora.
Cuando haya que lanzar el libro
el hombre lanzará el libro.
De la unión de la pólvora y el libro
puede brotar la rosa más pura.

Digo al pequeño cura
y al ateo de rebotica
y al ensayista,
al neutral,
al solemne
y al frívolo,
al notario y a la corista,
al buen enterrador,
al silencioso vecino del tercero,
a mi amiga que toca el acordeón:
-Mirad la mosca aplastada
bajo la campana de vidrio.

No quiero ser la mosca aplastada.
Tampoco tengo nada que ver con el mono.

No quiero ser abeja.
No quiero ser únicamente cigarra.
Tampoco tengo nada que ver con el mono.
Yo soy un hombre o quiero ser un verdadero hombre
y no quiero ser, jamás,
una mosca aplastada bajo la campana de vidrio.

Ni colmena, ni hormiguero,
no comparéis a los hombres
nada más que con los hombres.

Dadle al hombre todo lo que necesite.
Las pesas para pesar,
las medidas para medir,
el pan ganado altivamente,
la flor del aire,
el dolor auténtico,
la alegría sin una mancha.

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Tengo derecho al vino,
al aceite, al Museo,
a la Enciclopedia Británica,
a un lugar en el ómnibus,
a un parque abandonado,
a un muelle,
a una azucena,
a salir,
a quedarme,
a bailar sobre la piel
del Último Hombre Antiguo,
con mi esqueleto nuevo,
cubierto con una piel nueva
de hombre flamante.

No puedo cruzarme de brazos
e interrogar ahora al vacío.
Me rodean la indignidad
y el desprecio;
me amenazan la cárcel y el hambre.
¡No me dejaré sobornar!

No. No se puede ser libre enteramente
ni estrictamente digno ahora
cuando el chacal está a la puerta
esperando
que nuestra carne caiga, podrida.

Subiré al cielo,
le pondré gatillo a la luna
y desde arriba fusilaré al mundo,
suavemente,
para que esto cambie de una vez.

martes, 3 de abril de 2012

LAMENTO POR EL ARBOLITO DE PHILIP de Juan Gelman. Las 2001 Noches nº 5

philip se sacó la camisa servil
llena de tardes de oficina y sonrisas al jefe
y asesinatos de su niño románticamente hablando
su niño operado cortado transplantado injertado
de bucólicas primaveras y Ginger Street volando alto verdadera
en la tarde de agosto cruel o gris

se quedó en pecho philip y cuando
se quedó en pecho hizo el recuento feliz de cuando:
le sacó la lengua al maestro (a espaldas del maestro)
le hizo la higa a la patria potestad (a espaldas de la patria potestad)
formó cuernitos con la mano contra toda invasión maternal a espaldas de toda invasión maternal)
se burló del ejército la iglesia (a espaldas del ejército la iglesia)

en general de cuando
ejerció su rebelde corazón (dentro de lo posible)
fortificó sus entretelas acostumbradas al vacío (siempre que el tiempo lo permitía)
engañó a su mujer (con permiso)
philip era glorioso esas noches de whisky y hasta vino
exóticamente consumido con referencias a la costa del sol
una palabra encantadora lo detenía semanas y semanas a su alrededor
sol por ejemplo
o sol digamos
o la palabra sol
como si philip buscara lejos de la sociedad industrial
fuentes de luz fuentes de sombra fuentes

qué coraje hablar del sol

como suele ocurrir philip murió
una tarde lenta amarilla buena callada en los tejados
no hablaremos de cómo lo lloró su mujer (a sus espaldas)

o el ejército la iglesia (a sus espaldas)
o el mundo en particular y en general súbitamente de espaldas:
su viuda le plantó un arbolito sobre la tumba en Cincinnati
que creció bendecido por los jugos del cielo
y también se curvó

Y si alguien piensa que lo triste es la vida de philip
fíjese en el arbolito le ruego
fíjese en el arbolito por favor

hay varias formas de ser mejor dicho
muchas formas de ser:
llamarse Hughes
hablar arameo mojarlo con té
estallar contra la tristeza del mundo
pero a ustedes les pido que se fijen
en el curvado arbolito
tiernamente inclinado sobre philip
su pecho en pena en piel como se dice

ni un pajarito nunca
cantó o lloró sobre ese árbol
verde y todo inclinado
inclinado.

lunes, 26 de marzo de 2012

HAY ALMAS QUE TIENEN... de Federico García Lorca. Las 2001 Noches nº 111

8 de febrero de 1920

Hay almas que tienen
Azules luceros,
Mañanas marchitas
Entre hojas del tiempo,
Y castos rincones
Que guardan un viejo
Rumor de nostalgias
Y sueños.

Otras almas tienen
Dolientes espectros
De pasiones. Frutas
Con gusanos. Ecos
De una voz quemada
Que viene de lejos
Como una corriente
De sombra. Recuerdos
Vacíos de llanto,
y migajas de besos.

Mi alma está madura
hace mucho tiempo.
Y se desmorona
Turbia de misterio.
Piedras juveniles
Roídas de ensueño
Caen sobre las aguas
De mis pensamientos.
Cada piedra dice:
¡Dios está muy lejos!

martes, 20 de marzo de 2012

VAN PASANDO MUJERES de Alfonsina Storni. Las 2001 Noches nº 10

Cada día que pasa, más dueña de mí misma,
sobre mí misma cierro mi mirada interior;
en medio de los seres la soledad me abisma.
Ya ni domino esclavos ni tolero señor.

Ahora van pasando mujeres a mi lado
cuyos ojos trascienden la divina ilusión.
El fácil paso llevan de un cuerpo aligerado:
se ve que poco o nada les pesa el corazón.

Algunas tienen ojos azules e inocentes;
van soñando embriagadas, los pasos al azar;
la claridad del cielo se aposenta en sus frentes
y como son muy finas se les oye soñar.

Sonrío a su belleza, tiemblo por sus sueños;
el fino tul de su alma, ¿quién lo recogerá?
Son pequeñas criaturas, mañana tendrán dueños,
y ella pedirá flores..., y él no comprenderá.

Les llevo una ventaja que place a mi conciencia:
los sueños que ellas tejen no los supe tejer,
y en mis manos ignorantes no perdí mi inocencia.
Como nunca la tuve, no la pude perder.

Nací yo sin blancura; pequeña todavía
el pequeño cerebro se puso a combinar;
cuenta mi pobre madre que, como comprendía,
yo aprendí temprano la ciencia de llorar.

Y el llanto fue la llama que secó mi blancura
en las raíces mismas del árbol sin brotar,
y el alma está candente de aquella quemadura.
¡Hierro al rojo mi vida! ¿Cómo pude durar?

Alma mía, la sola; tu limpieza, escondida
con orgullo sombrío, nadie la arrullará;
si en música divina fuera el alma dormida,
el alma, comprendiendo, no despertara ya.

Tengo sueño mujeres, tengo un sueño profundo.
Oh, humanos, en puntillas el paso deslizad;
mi corazón susurra: me haga silencio el mundo,
y mi alma musita fatigada: ¡callad!...

lunes, 19 de marzo de 2012

SONETOS MEDICINALES de Almafuerte. Las 2001 Noches nº 8

¡AVANTI!
Si te postran diez veces, te levantas
Otras diez, otras cien, otras quinientas...
No han de ser tus caídas tan violentas
Ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

Con el hambre genial con que las plantas
Asimilan el humus avarientas,
Deglutiendo el rencor de las afrentas
Se formaron los santos y las santas.

Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
Nada más necesita la criatura
y en cualquier infeliz se me figura
Que se rompen las garras de la suerte...

¡Todos los incurables tienen cura
Cinco segundos antes de la muerte!

¡PIU AVANTI!
No te des por vencido, ni aún vencido,
No te sientas esclavo, ni aún esclavo,
Trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.

Ten el tesón del clavo enmohecido,
Que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
No la cobarde intrepidez del pavo
Que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora,
O como Lucifer, que nunca reza,
O como el robledal, cuya grandeza
Necesita del agua y no la implora...
¡Que muerda y vocifere vengadora,
Ya rodando en el polvo tu cabeza!

¡MOLTO PIU AVANTI!
Los que vierten sus lágrimas amantes
Sobre las penas que no son sus penas;
Los que olvidan el son de sus cadenas,
Para limar las de los otros antes;

Los que van por el mundo delirantes,
Repartiendo su amor a manos llenas,
Caen, bajo el peso de sus obras buenas
Sucios, enfermos, trágicos... ¡sobrantes!

¡Ah! ¡Nunca quieras remediar entuertos!
¡Nunca sigas impulsos compasivos!
¡Ten los garfios del odio siempre activos,
Y los ojos del Juez siempre despiertos!...
¡Y al echarte en la caja de los muertos,
Menosprecia los llantos de los vivos!

¡MOLTO PIU AVANTI ANCORA!
El mundo miserable es un estrado,
Donde todo es estólido y fingido,
Donde cada anfitrión guarda escondido
Su verdadero ser, tras el tocado.


No digas tu verdad ni al más amado;
No demuestres temor ni al más temido;
No creas que jamás te hayan querido
Por más besos de amor que te hayan dado.

Mira cómo la nieve se deslíe
Sin que apostrofe al sol su labio yerto,
Cómo ansía las nubes el desierto
Sin que a ninguno su ansiedad confíe...

¡Trema como el Infierno; pero ríe!
¡Vive la vida plena, pero muerto!

¡MOLTISSIMO PIU AVANTI ANCORA!
Si en vez de las estúpidas panteras
y los férreos estúpidos leones,
Encerrasen dos flacos mocetones
En esa frágil cárcel de las fieras,

No habrían de yacer noches enteras
En el blando pajar de sus colchones,
Sin esperanzas ya, sin reacciones
Lo mismo que dos plácidos horteras;

Cual Napoleones pensativos, graves,
No como el tigre sanguinario y maula,
Escrutrarían palmo a palmo su aula,
Buscando las rendija, no las llaves...

¡Seas el que tú seas, ya lo sabes:
A escrutar las rendijas de tu jaula!

VERA VIOLETA
En pos de su nivel se lanza el río
por el gran desnivel de los breñales;
el aire es vendaval, y hay vendavales
por la ley del no fin, del no vacío;

la más hermosa espiga del estío
no sueña con el pan en los trigales;
el más dulce panal de los panales
no declaró jamás: yo no soy mío.

Y el sol, el padre sol, el raudo foco
que lo fomenta todo en la Natura,
por fecundar los polos no se apura,

ni se desvía un ápice tampoco:
¡Todo lo alcanzarás, solemne loco,
siempre que lo permita tu estatura!

viernes, 16 de marzo de 2012

NOSOTROS de Raúl Gustavo Aguirre. Las 2001 Noches nº 7

Y por último, un día nos decidimos a partir.

Tenemos equipajes y algún papel en el bolsillo con
anotaciones minúsculas;
un número de teléfono al que no llamaremos jamás,
el nombre de unas píldoras para dormir o no dormir,
el relámpago muerto de algún poema.

Tenemos equipajes con ropa y máquina de afeitar y algunos de nosotros
botellas de coñac o perfume o aceite para el sol
y libros sagrados y de álgebra y de ciencia ficción,
tenemos treinta años y padecemos todos, cada uno según su necesidad,
humo y amor y redes y violencias, sed de verdad, insomnio
[y desesperación,
y hemos sacado algunas conclusiones.

(En la ciudad inmensa cada uno cavó su guarida,
acumuló sus propiedades, sus olvidos, su oposición a la muerte.
Cada uno disfrutó de derrumbes y papeles en blanco,
lloró de rabia ante las cajas fuertes del tiempo,
firmó con mil imágenes de Dios pactos después desconocidos,
creyó en todo,
abrió sus brazos, tomó vino, contó dinero, acarició, supuso
librarse bien, salvarse, haber hallado cómplices para la gran reunión
[en la sala principal de la cueva
para el acuerdo universal del que saldría limpio e inocente.
Pero no hubo al fin más que carozos y cenizas y botellas vacías.

Queda la noche, sin embargo,
la noche abierta a los pequeños ensayos de fuga ya los
[pequeños abismos,
el fondo de la noche donde tampoco habrá solución
porque igualmente se lo habrán montado, se lo habrán repartido
[sin concederle siquiera que tuvo algo que ver,
que él puso algo de su parte también;
algo de buena voluntad, de asombro, de inocencia
y no tan sólo su cara de extraño.

En la comisaría lo apalean por gritar en la calle
que el suyo es un horrible país, y en el casino
le prohíben la entrada porque ven en sus ojos
el fuego inconfundible de los videntes.

La mañana está lejos, de cualquier manera:
puede durar un poco más esta frágil tregua nocturna
antes del sol y el ruido de las máquinas y la pobreza mental.

Entra en el bar y mira aquella mesa:
ella por fin ha vuelto.
Afuera ha comenzado la lluvia,
y melancólicamente
los dos conversan de su amor de diez años atrás.

Después se encuentra solo en el filo despiadado del amanecer.

En la puerta de un sótano la música de Charlie Parker
lo atropella en su fuga hacia las estrellas afiebradas
y siente que ya sabe hasta su última mentira.


En su cabeza brilla una bella ecuación
pero a los camaradas no les sirve
para cambiar el mundo.
Los bares del olvido están cerrados para siempre,
no tiene donde estar y la lucidez se paga sabiéndolo.)

Todos perdidos en la noche y roídos por innumerables agravios,
todos equivocados y autores de desastres irreparables,
todos dementes y llagados y llenos de bichos y de confusión,
ustedes, yo, nosotros, mis amigos difíciles, cazadores de lejanos poemas
sobre la gran llanura marcada por el rayo.

miércoles, 14 de marzo de 2012

ANABASIS de Saint John Perse. Las 2001 Noches nº 119

I

Estableciéndome con honor sobre tres grandes estaciones, tengo buenos auspicios para la tierra donde fundé mi ley.
Las armas por la mañana son hermosas, y el mar. La tierra sin almendras, entregada a nuestros caballos,
nos otorga este cielo incorruptible. Y no se nombra al sol, mas su poder se halla entre nosotros,
y el mar en la mañana como una presunción del espíritu.

¡Tú cantabas, poder, en nuestras rutas nocturnas!... en los idus puros de la mañana, ¿qué sabemos del sueño, nuestra herencia?
¡Durante un año aún entre vosotros! ¡Dueño del grano, dueño de la sal, y la cosa pública sobre justas balanzas!
No llamaré a las gentes de otra orilla. No trazaré
grandes distritos de ciudades sobre las laderas con el azúcar de los corales.
Mas mi designio es vivir entre vosotros.
¡En el umbral de las tiendas toda gloria! ¡Mi fuerza entre vosotros! Y la idea pura como una sal celebra sus audiencias en medio de la luz.

*

...Mas yo rondaba por la ciudad de vuestros sueños y establecía en los mercados desiertos ese puro comercio de mi alma, entre vosotros
invisible y frecuente como una fogata de espinos bajo el viento.
¡Tú cantabas, poder, en nuestras rutas espléndidas!... “En la delicia de la sal se hallan todas las lanzas del espíritu... ¡Avivaré con sal las bocas muertas del deseo!

A quien no ha bebido, alabando la sed, el agua de las arenas en un casco,
poco crédito le concedo en el comercio del alma...” (Y no se nombra al sol, mas su poder se halla entre nosotros.)

Hombres, gentes del polvo y de toda condición, gentes de ocio y de negocio, gentes de los confines y gentes de más allá, oh gentes de poco peso en la memoria de estos lugares; gentes de los valles y de las mesetas y de las más altas laderas de este mundo en la prescripción de nuestras orillas; husmeadores de signos, de semillas, y confesores de vientos al Oeste; seguidores de pistas, de estaciones, alzadores de campamentos en la brisa del alba; oh buscadores de puntos de agua sobre la corteza del mundo; oh buscadores, oh descubridores de razones para po-nerse en marcha,
no traficáis con una sal más fuerte cuando, por la mañana, en un presagio de reinos y de aguas muertas altamente suspendidas sobre las humaredas del mundo, los tambores del exilio despiertan en las fronteras a la eternidad que bosteza en las arenas.

*

...Con un vestido puro entre vosotros. Durante un año aún entre vosotros. “¡Mi gloria está sobre los mares, mi fuerza está entre vosotros!
Prometida a nuestros destinos esa brisa de otras orillas y, llevando más lejos las semillas del tiempo, el resplandor de un siglo en su cima sobre el astil de las balanzas...”.
¡Matemáticas suspendidas en los témpanos de la sal! ¡En el punto sensible de mi frente donde se establece el poema, inscribo este canto de todo un pueblo, el más ebrio,
llevando a nuestros astilleros quillas inmortales.

miércoles, 7 de marzo de 2012

TAMBIÉN NOSOTROS de Enrique Molina. Las 2001 Noches nº 117

Sí, zarparemos con los últimos barcos.
Al mar también le duelen las piedras que lo ciñen,
cuando su ronca cólera no basta
a estremecer la muerte del pequeño marisco.

Apartadme de mí, de mi larga estadía.
Siempre el rostro y las manos, el sueño y el espejo.
Podrías recordarme como al humo:
para eso hay muelles de dulce declive.

Eternas criaturas de la tierra,
seguiremos andando debajo de las flores,
con ligeras estrías azules en el hombro.
Y acaso reconozcan nuestros nietos por su pelo arbolado,
por sus ojos de tristes nadadores,
y su manera de decir: “Otoño...”

martes, 6 de marzo de 2012

LA MUJER Y YO -42- de Miguel Oscar Menassa. Las 2001 Noches nº 108

Cuando las diferencias son radicales,
eso quiere decir
que somos diferentes desde la raíz.
Nuestras diferencias formales son,
en realidad, diferencias estructurales.
(Cuando ella le hablaba así a otra mujer
yo temblaba, o la quería matar o la amaba
y las dos cosas eran terribles para mí).
No es, querida, que no me guste
el tono del color de tu vestido
es que yo, jamás, me pondría una cosa así.

No te pondrías nunca una cosa así
pero bien que lo follaste a Pepe.
¿Y eso qué tiene que ver?
Nada, pero ahí se muestra tu confusión,
vestidos baratos no, pero hombres baratos sí.
Yo no te dije que tu vestido era barato,
te dije que era de muy mal gusto.
Yo tengo mal gusto, yo tengo mal gusto
pero bien que te lo follaste a Pepe.
Pero eso ¿qué tiene que ver con tus vestidos?
Nada, sólo que Pepe es mi marido,
y como vio que la otra un poco se sonrojaba
agregó, ¿te parezco muy moderna, no?
No, ¿tú moderna? No, Pepe hijo de puta.
¿Estás celosa? Si la mujer de Pepe soy yo.
IGUELOSCAR MENASSA Argentina, 1940 M Tú tendrás los papeles en regla
pero yo lo amo y mi amor por él
no hay papel que me lo pueda quitar,
aunque lo mates yo lo seguiré amando,
para mí y para todas mis amigas,
Pepe será tu marido pero es mi hombre.

Y tú ¿qué le dijiste? pregunté, creo que ansioso.
Nada, no le dije nada, pensé
que a mí me había pasado lo mismo
con otro hombre y su mujer.
Nada, no dije nada, la dejé soñando
y me fui a casa a dormir con Pepe.

¿Y a él, tampoco le dijiste nada?

¿Decirle a Pepe? Nada, pero a la noche,
haciendo el amor, sentí que ella
estaba con nosotros y yo, gocé más
pero no dije nada y a Pepe tampoco.

sábado, 3 de marzo de 2012

UN HOMBRE TREPA POR LAS PAREDES Y SUBE AL CIELO de Edgar Bayley. Las 2001 Noches nº 71

Colgado de una soga
el hombre que escala las paredes
tiene fuertes zapatones con clavos
Escala las paredes
porque ha olvidado las llaves de su casa
y mientras escala las paredes
hasta llegar al piso trece
se detiene algunos momentos
en los balcones de cada piso
donde aspira el olor de los geranios
las madreselvas
las hortensias
y los malvones
Hay sol
gallardetes
vendedores ambulantes
y más allá está el río
y más allá los puentes
por donde se va a la pampa
Abajo están los niños
que salen de las escuelas
y por el cielo pasan aviones y pájaros
y sombreros de anchas alas
que el viento arrancó a los desprevenidos
La soga ha sido atada a la viga
que sobresale en la azotea
Un hombre la ciñó a su cintura
y asciende tomándose de la soga
con sus manos enguantadas
Usa un chaleco floreado y una gorra a cuadros
Debe llegar al piso trece
donde tiene que regar unos claveles
pisar maíz
escribir unas cartas
y preparar una cazuela
Sube lentamente
y en cada piso se detiene un rato para descansar
Entra en el balcón de cada piso
y se sienta en un sillón
o se extiende sobre una reposera
y conversa con la vecina o los vecinos
y acepta un café o un mate
o deja caer un chorro de una gota de vino
en su garganta
o juega a las cartas
o escucha confidencias y da consejos
y cuenta algún episodio de su vida
hasta que saluda y se va
y sigue trepando por las paredes
colgado de una soga
Es el hombre que tiene fuertes zapatones con clavos
y un chaleco floreado y una gorra a cuadros
que olvidó las llaves de su casa
y aspira el olor de los geranios
y debe llegar al piso trece
antes de que aparezcan los búhos
y se iluminen las ventanas
Están los pájaros y el río allá lejos
y el césped del parque
y los caballos que galopan por la llanura
y esta silla desvencijada
y la bañera
fuera de uso
llena de tierra y de flores
y el mar y el navío que se acerca
y la lagartija que se escurre entre las rocas
y el vendedor de diarios que desde abajo
le grita consejos y advertencias
mientras el hombre vuela
asciende
conquista cada piso con esfuerzo
y mira siempre hacia arriba
la tierra está lejos
el cielo está lejos
El hombre que trepa por las paredes
colgado de una soga
cuando entra en una casa por el balcón
es bien recibido por los vecinos
y él trata de ser útil
pero en uno de los pisos
una mujer inesperada
que es una sola
y al mismo tiempo
todas las mujeres de su vida
le pide que la lleve con él
Entonces ella se ata también con la soga
y sube con el hombre
más allá del piso trece
hacia las nubes
el aire libre
el cielo
el viento
entre los geranios
las sombrillas
las reposeras
sobre puentes y puestos de diarios
y mástiles
y enredaderas
y algunas gotas
y semillas
y sueños
con su gorra a cuadros
con su chaleco floreado
con su enamorada de siempre

miércoles, 29 de febrero de 2012

LXXIX - EN HORAS DE INSOMNIO - (cuatro sonetos) de Miguel de Unamuno. Las 2001 Noches nº 131

1

Me voy de aquí, no quiero más oírme;
de mi voz toda voz suéname a eco,
y a falta así de confesor, si peco
se me escapa el poder arrepentirme.

No hallo fuera de mí en que me afirme
nada de humano y me resulto hueco;
si esta cárcel por otra al fin no trueco
en mi vacío acabaré de hundirme.

Oh triste soledad, la del engaño
de creerse en humana compañía
moviéndose entre espejos, ermitaño.

He ido muriendo hasta llegar al día
en que espejo de espejos, soyme extraño
a mí mismo y descubro no vivía.

2

Hecho teatro de mí propio vivo,
haciendo mi papel: rey del desierto;
en torno mío yace todo yerto,
y yo, yerto también, su toque esquivo.

En vez de hacer algo que valga, escribo;
al afirmarlo todo no estoy cierto
de cosa alguna y no descubro puerto
en que dé tierra al corazón altivo.

Me desentraño en lucha con el otro,
el que me creen, del que me creo potro,
y en esta lucha estriba mi comedia;

pasan los años sin traerme cura;
bien veo que es mi vida una locura
que sólo con la muerte se remedia.

3

Dejar un grito, nada más que un grito,
aquel del corazón cuando le quema
metiéndosele el sol, pues no hay sistema
que diga tanto. Dice el infinito

del desengaño, dice cómo el hito
cayó que nos marcaba la suprema
jornada de ilusión, dice la extrema
resignación a lo que estaba escrito.

¿Definiciones? Sí, buenas palabras,
que aunque presumen ser abracadabras
no nos abren tesoro verdadero;

no se cura la vida con razones,
espacio, tiempo, lógica, sayones
sin compasión de todo cuanto espero.

4

La Tierra un día cruzará el espacio
celeste convertida en cementerio
de civilizaciones; el misterio
triunfará de la vida, pues reacio

fue siempre a la razón. Me pone lacio
el ánimo el pensarlo. ¿Acaso es serio
del mundo así entregarse al loco imperio
de cuya vanidad nunca me sacio?

Cruzará, vanidad de vanidades,
muerta, la soledad de soledades,
sin principio, sin fin y sin objeto;

mas entretanto, corazón, pelea
por esa vanidad; tal vez la idea
logre aplacarte, corazón inquieto.

jueves, 23 de febrero de 2012

EL AUTOR LEVANTA LA VOZ de Louis Aragon. Las 2001 Noches nº 131

Se han ido Escucho morir los pasos sobre la carretera les sigo
Me quedo parado como un tren en un túnel de hollín
Se diría una señal interminablemente en la noche que suena
Nadie nadie nadie
Me parece haber escuchado en alguna parte esta canción
Antigua antigua antigua
Aunque no se vea ni gota hay que tomar las cosas como son

Y nosotros a los veinte años delante de nosotros qué veíamos
de la carretera
Nosotros qué teníamos que decir al fin y al cabo

Escucho los pasos morir escucho
A lo lejos morir a los jóvenes
Desgraciadamente no es hablar por metáfora
Aquellos mismos que no mueren algo en ellos se apagó
Algo que se muere en ellos sin ni siquiera esperar a la mañana
Oh pálido cigarrillo de las palabras que estrellea un último
esfuerzo

No hay sólo fuegos artificiales para quemarse los dedos
Primero uno se dice que es un juego nada es tan bonito como
las llamas
Y como los demás primero se creía hacer lo que se debe
El diablo no devuelve su juventud a aquellos a quienes les
robó el alma
Los que vuelven marchitos y los que no vuelven
Nosotros también aprendimos a los veinte años a marcar el
paso

Hay siempre para vosotros jóvenes una guerra adonde partir

Partir uno se dice es partir y poco importa cómo
Ya que tanto vivir o morir uno como otro no tiene sentido
Se trata de estar ebrio o correr por este mundo cruel y
demente
A mí la demencia en las palabras me parecía ahí
una inocencia
Y entiendo a los que se hacen una boca de oscuridad
Hoy son a su vez lo que fuimos ayer

Hay siempre para vosotros jóvenes una guerra adonde partir

De una vez sentir como nadando su locura
Ir hasta el final de su fuerza tan lejos como se pueda en el mar
Cómo uno descubre el placer cómo se hunde en él
y se olvida ahí
Hacer una vez más el amor aunque uno se muera por volver
a hacerlo
Vergüenza para quien encuentra su límite a quien su límite
basta
Prudentemente quien retoma su apuesta y rechaza el desafío.

Hay siempre para vosotros jóvenes una guerra adonde partir
Todo era para vosotros una gran risa en el umbral de un país
desconocido

Llevabais en vosotros este poder que los ojos no pueden ver
Teníais la edad triunfante que marca todo con su pie desnudo
Este sol de dentro de vosotros a vuestros gestos ponía su
gloria
Los muros se han hecho para saltarlos Nunca se corre lo
bastante lejos
Cuando uno rompe los espejos qué hermoso color tienen los
puños
Hay siempre para vosotros jóvenes una guerra adonde partir

Cuando viene el anochecer sobre vosotros con la memoria del
día que ha sido
Que os sentáis pesadamente dentro de vuestras piernas sobre
la tierra
Esta arena en vuestra garganta ¿es acaso el orgullo de
vuestros rechazos?
Qué os da la mirada de los que prefieren callarse
¿Podéis hablar de otra cosa con este fusil en vuestras manos?
Alrededor vuestro la noche madura profundamente palabras
humanas

Hay sin embargo siempre para vosotros una guerra adonde
partir

Primero uno se servía de las palabras como de los huevos los
chorros de agua
Después han tomado en la palma de la mano un calor vivo
Nosotros también pensábamos que había que esperar
doblegarse
Me acuerdo de otra guerra y he aquí la guerra siguiente
Y claro duele lo que encontramos parecido
Y que haya entre las cosas y las palabras ese lazo
ensangrentado

Hay siempre para vosotros jóvenes una guerra adonde partir

El bien el mal quién ya no sabe distinguirlos se aturde
Si la guerra es el honor del hombre así como se decía antaño
Pesad vuestras palabras hombres que nacéis al hombre. Os lo
digo
Bueno que la hagan pero que sea en honor suyo esta guerra
Que sea al menos una guerra vuestra Hijos de la Patria
Donde no se pueda entre la cosa y la palabra honor elegir

Hay siempre para vosotros jóvenes una guerra adonde partir

Hay un mundo por conquistar de otra manera que con el
cañón
Un mundo donde tirar alegremente vuestro guante en la
balanza
Un mundo donde se puede nombrar a todas las cosas por su
nombre
Hay un mundo a la medida del hombre y de su violencia
Donde todas las palabras del hombre entre la vida y la muerte
eligieron
Reclamo en este mundo el lugar de la poesía.

Traducción: Claire Deloupy

lunes, 20 de febrero de 2012

NO CANTA EL MIRLO EN LA RAMA de Pedro Salinas. Las 2001 Noches nº 128

No canta el mirlo en la rama,
ni alta la espuma en el agua:
lo que salta, lo que canta
es el proyecto en el alma.
Las promesas tienen hoy
rubor de haber prometido
tan poco, de ser tan cortas;
se escapan hacia su más,
todas trémulas de alas.
Perfección casi imposible
de la perfección hallada,
en el beso que se da
se estremece de impaciencia
el beso que se prepara.
El mundo se nos acerca
a pedirnos que le hagamos
felices con nuestra dicha.
Horizontes y paisajes
vienen a vernos, nos miran,
se achican para caberte
en los ojos; las montañas
se truecan en piedrecillas,
por si las coge tu mano,
y pierden su vida fría
en la vida de tu palma.
Leyes antiguas del mundo,
ser de roca, ser de agua,
indiferentes
se rompen porque las cosas
quieren vivirse también
en la ley de ser felices,
que en nosotros se proclama
jubilosamente.
Todo querría ser dos
porque somos dos. El mundo
seducido por el canto
del gran proyecto en el alma
se nos ofrece, nos da
rosas, brisas y coral,
innumerables materias
dóciles, esperanzadas
de que con ellas tú y yo
labremos
el gran amor de nosotros.
Coronándonos, la dicha
nos escoge, nos declara
capaces de creación
alegre. El mundo cansado
podría ser -él lo siente-,
si nosotros lo aceptamos
por cuerpo de nuestro amor,
recién nacido otra vez,
primogénito del gozo.
¿Le oyes
que se nos está ofreciendo
en flor, en roca y en aire?
Pero tú y yo resistimos
la tentación de su voz,
la lástima que nos da
su gran cuerpo sin empleo.
Allí se quedan las piedras,
las violetas, ajenas,
tan fáciles de morir,
esperando
otro amor que las redima.
No.
Nuestro proyecto cantante,
empinado, irresistible,
de su embriaguez en el alma,
no se labrará en los mármoles
ni con pétalos o sueños:
se hará carne en nuestra carne.
Le entregamos alma y cuerpo
para que él sea y se viva.
Y sin ayuda del mundo,
de su bronce, de su arena,
tendrá forma en lo que ofrecen
nuestros dos seres unidos:
la pareja suficiente.
Y las dos vidas, viviendo
abrazadas,
serán la dócil materia
eterna, con que se labre
el gran proyecto del alma.