DESPUÉS LA DISTRIBUIDORA
LA ACADEMIA DE CINE LE LLAMA ERROR ADMINISTRATIVO
A UNA INJUSTICIA
“El negocio del cine es macabro, grotesco: es una mezcla de partido de fútbol y burdel.” Federico Fellini.
“En este negocio, la gente olvida que hacer cine es un arte.” Tim Burton.
“El negocio del espectáculo es un negocio, si no se llamaría el espectáculo del espectáculo.” Woody Allen.
A pesar de haber sido ampliamente advertidos por los grandes, algunos seguimos empeñados en encontrarle el lado bueno a ese asunto con cine. Empeñados en esquivar la omnipresencia unidireccional (el beneficio es siempre para los mismos) de la palabra “negocio”, en hallar el más mínimo resquicio por donde colarnos a lo que de “arte” quede en el cine. Y empeñados, también, en sentido económico y literal, ya que las ayudas o subvenciones del estado están, si no pactadas, al menos “orientadas” de antemano.
Y así nos va, cada día descubriendo nuevos y feroces monstruos en lo que, hasta ahora, creíamos simples molinos de viento. El último ha sido un “pequeño” fallo administrativo por parte de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas Españolas.
Después de haber conseguido, no sin dificultades, formar parte de la lista de películas que competirán este año por los Goya, con Mi Única Familia, fuimos excluidos de un plumazo por esta Institución, que directamente ignoró, perdió o censuró nuestra solicitud para recibir las direcciones de los académicos y enviarles el film antes de su votación (es un derecho de toda productora que presente película a los premios).
Es de lógica que, si no conocen una película, no pueden votarla, con lo cual fuimos excluidos radicalmente de la competición. Y no es que confiáramos en ganar, confiábamos en tener las mismas oportunidades que los demás. Pero, claro, como ya nos habían advertido, esto es incompatible con el negocio.
Carmen Salamanca
Directora de Producción
No hay comentarios:
Publicar un comentario