SONETOS A MI PADRE
I
Padre entonces que hacías la esperanza
empeñado de hijos, de hipoteca:
resucito tu mano nunca seca
que no supo de piedra ni de lanza.
Te enfermaba el insomnio cuando juez
pues querías salvar tantos ladrones.
¡Que ya siempre te píen los gorriones
y que tengas juguetes una vez!
Ahora invento que duermes y que existe
tu costumbre de beso, tu alto asombro.
Ahora muevo mi vida con escombro;
ahora soy otra vez la niñita triste
que no puede apoyarse ya en tu hombro
porque, padre, en enero te moriste.
II
Ha llegado el dolor violentamente
como llega la lluvia tras la aurora;
hoy sonrío de modo diferente;
con lágrima invisible que no llora.
Y me digo en secreto: quizás pasa
y no es justo que sepa de este duelo,
y hasta sigo esperando en mi desvelo
por si pide la llave de la casa.
No lo puedo creer... Te necesito,
estás muerto, mi padre, muertecito,
jaque mate te dieron esta vez;
pero loca, en delirio sobrehumano,
yo levanto tu pieza con la mano
y te pongo a jugar al ajedrez.
III
Me he vestido de blanco, verde, rojo,
porque el luto no rima con amor.
Hace tiempo, mi padre, que tu ojo
rechazaba tinieblas y fulgor.
Que no caiga el granizo ni la nieve
en tu tumba inocente y extranjera,
que te cante al nacer la primavera
y una flor te perfume el día nueve.
Te reservo la gloria de tu cuarto,
un destello feliz de sol, que aparto,
el poquito de tierra en que naciste,
y la toga, los libros, el serrucho.
Ya no basta quererte mucho, mucho:
te moriste mi padre, te moriste.
IV
Tu sillón de dentista... ¿dónde está?
Tu violín de estudiante...¿cómo suena?
Enterrabas centavos en la arena
y otros nombres ponías a mamá.
Guardo todas tus cartas y retratos.
En mi sueño tu próstata se cura.
Por el fondo del patio y la ternura
me caminan tus últimos zapatos.
Quiero verte salir en un postigo.
Ven, fantasma; ven, ángel oportuno.
Ya no sé lo que hago, lo que digo.
Porque quiero beber el desayuno
con mi padre, mi sabio, mi mendigo,
en Calzada de Tirry ochenta y uno.
martes, 1 de septiembre de 2009
"Sonetos a mi padre" de Carilda Oliver Labra. Las 2001 Noches nº 64
Etiquetas:
Carilda Oliver Labra,
poesía,
Sonetos a mi padre
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