“Sólo se es fecundo al precio de ser rico en antítesis”
Nietzsche (nº 5)
Las 2001 noches ha cumplido 10 años. Esta sencilla frase, tan cargada de emoción y alegría, conlleva, a la hora de hacer balance, una dificultad añadida: la constancia de que estos 10 años, también, son nuestra vida. Así pues, nos toca hablar de la historia
reciente de Grupo Cero, de la cual esta revista es un escaparate perfecto.
Ante semejante tarea, lo más prudente es remitirnos al producto, los 92 números editados, con la mirada más imparcial posible y, después, bucear entre sus 736 páginas, tratando de hallar las claves o, mejor dicho, las palabras que sostienen este ejercicio de tesón y generosidad.
La primera frase que podemos leer en el primer ejemplar que sale a la calle, es “A los hombres futuros”, título de un poema de Bertolt Brecht y, también, respuesta al “para quién”. En los aforismos de ese mismo número, Menassa nos dirá el “cómo”:
“Para el poeta, sólo una apuesta: saber elegir, entre los mejores, los mejores”.
Confucio, en el nº 3, acota con sutileza: “El hombre que conserva vivo lo viejo y sabe reconocer la novedad, ése, llegado el caso, puede enseñar.”
Podemos deducir que Las 2001 noches se propone como vehículo de transmisión y difusión de la mejor poesía de todos los tiempos a los hombres futuros, es decir, a todos aquellos que leerán el poema. Esto ocurría en enero de 1997 y hoy día, octubre de 2007, podemos afirmar que permanecemos fieles a ese pacto.
Como novedad respecto a revistas anteriores del grupo, Las 2001 noches incluye, desde el comienzo, el modo en que se financia la publicación: una lista donde aparecen los Socios de Honor, con el nombre de cada uno de ellos y la cantidad mensual que aportan.
Los psicoanalistas, 360 euros al mes. Y esto es una ley.
Y es así, no por casualidad. En las Notas de Dirección del nº 1, Menassa explica: “Solucionado el problema económico en los renglones anteriores, recién ahora, al tener economía, infraestructura, recién ahora podré disfrutar de mis versos, bueno, también puedo difundir ideas.”
Se mantiene, también desde el principio, la cabecera, el número de páginas (8), el formato tabloide, el tipo de papel, “prensa mejorado”, y, lo que es más importante y casi imposible en los tiempos que corren, el mismo impresor, nuestro querido Marcelino Mencía.
Respecto a los ejecutores de la revista, el consejo de redacción si se quiere, ni un nombre, nadie se hace responsable los primeros 9 números, apenas un tímido recuadro con la leyenda:
“Donaciones, sugerencias y correspondencia: Ferraz, 22, 2º Izda. Escuela de Poesía y Psicoanálisis Grupo Cero” y el teléfono.
No es hasta el nº 10, (nov. 1997) cuando aparece por primera vez el Staff, con su Director, Miguel Oscar Menassa, y sus Secretarias de Redacción, una para Europa y otra para América. Este equipo, en su esencia, también se mantiene.
En este punto, necesito, para poder continuar, una pequeña referencia personal: hace exactamente 10 años que mi nombre figura en ese staff y la emoción es indescriptible. “La razón de ser, son las cosas hechas”, dice Menassa, y yo me siento orgullosa y agradecida, al mismo tiempo, porque Las 2001 noches es una buena razón para continuar, siendo en la tarea.
Pero, en estos 10 años, también han cambiado muchas cosas. Una de ellas es el lugar donde se fabrica la revista, siempre en Madrid. Nació en Ferraz 22, hasta el nº 21, (dic. 1998); luego, en Princesa, 17, desde el 22 (ene. 1999) hasta el 49 (nov. 2001) y, definitivamente, en Duque de Osuna, 4, a partir del nº 50, (mar. 2002). Hay que destacar la última página de este número, que, de manera un tanto peculiar, informa de nuestro traslado, cuya cabecera, sobre las fotos de la fachada de la nueva sede, reza: “¿Sueño o interpretación?”.
Hagamos una pequeña cronología de su recorrido: Nº 1: 20.000 ejemplares mensuales, tinta negra. Nº 3: 25.000 “Nº 7: 35.000 “Nº 8: 45.000 “Nº 14: 60.000 ej. y se añade una franja roja en la cabecera.
Nº 15: 75.000 “
Nº 19: 85.000 “
Nº 22: 95.000 “
Nº 26: 125.000 “
Nº 27: Se añade otra franja roja a pie de página, con el texto:
“125.000 ejemplares: nadie, nunca, me alcanzará, soy la
poesía”.
Nº 35: Debido a que Extensión Universitaria ha igualado en tirada a Las 2001 Noches, ésta aumenta en 1 ejemplar, es decir, 125.001, para hacer verdadera la afirmación. Así se mantiene desde junio de 2001.
Nº 80: Se edita en cuatricromía, lo que permite incluir reproducciones de óleos de Menassa, que se añaden a los dibujos, también de su autoría, que tradicionalmente ilustraban la revista.
Hasta aquí, podríamos decir, la ficha técnica, los datos básicos que la definen y sitúan en un contexto social concreto. Pero nos queda hablar de todo lo demás, que no es poco: ¿qué hay dentro? ¿qué dice? ¿qué pasó en estos 10 años?
Es el momento de acudir a Nietzsche: “Sólo se es fecundo al precio de ser rico en antítesis”. Y es que los contenidos que Las 2001 Noches ha mostrado al mundo gozan de amplitud y diversidad, características éstas inherentes a la poesía. Porque el criterio de selección no es ideológico, personal, religioso o afectivo, y ni siquiera la corrección política.
Aldo Pellegrini, en el nº 4, explica: “La poesía no es más que esa violenta necesidad de afirmar su ser que impulsa al hombre.
Se opone a la voluntad de “no ser” que guía a las multitudes domesticadas, y se opone a la voluntad de “ser en los otros” que se manifiesta en quienes ejercen el poder.
La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para los imbéciles.”
Vamos descubriendo que, a lo largo de Las 2001 Noches, se desarrolla, también, una especie de “arte poética”, firme aunque sin estridencias. En el nº 1, Menassa apunta: “El poeta, a la inversa de un líder, debe realizar todas las tareas que se propone”.
Y en el nº 2, continúa: “En poesía, no sólo quiero dejar una gran herencia, sino que quiero gozar, yo también, de esa herencia. Comenzar a gozar ya mismo de mi poesía y ese goce será parte de la herencia.”
Pavese (nº 2), está de acuerdo “Muchos han muerto desesperados.
Y ésos han sufrido como Cristo. Pero lo grande, la tremenda verdad es ésta: sufrir no sirve de nada.” Y es que “Al mundo le falta un tornillo, /que venga un mecánico pa’ver /si lo puede arreglar...” (Enrique Cadícamo, nº 21). También por eso, la revista ha mantenido un tono vitalista, sensible a la realidad, ágil en la respuesta a determinadas situaciones en lo social que, inevitablemente, afectan a nuestra vida.
Algunos ejemplos: La llegada de inmigrantes a España se dispara en el 2000 y, hasta el 2004, la legislación al respecto fue modificada cuatro veces. El nº 46, julio de 2001, se dedicó a “La nueva ley de extranjería”.
En octubre de 2001, tras los atentados a las Torres Gemelas, el titular del nº 48 decía: “A bailar, a bailar que la vida se va”.
El 4 de diciembre de 2002, el “Prestige” naufraga en las costas gallegas, tiñendo de muerte cuanto encuentra a su paso.
Aunque la revista (58, diciembre) estaba a punto de imprimirse, nos dio tiempo a estampar en la portada una gran mancha de tinta y la leyenda: “La marea negra ¡¡¡Detenedla!!! Ha llegado la poesía”. El número siguiente (57, enero), está dedicado totalmente al desastre: “El chapapote ha llegado al amor”.
El 15 de febrero de 2003, millones de personas salieron a la calle en todo el mundo para protestar contra una guerra que sabían inminente: la invasión de Irak por parte de Estados Unidos y el Reino Unido, con el apoyo moral, aunque no militar, del Gobierno español de Aznar. A primeros de marzo, el nº 60 envía su “Carta al Presidente”, sin obtener respuesta, y el día 20 comienza el ataque a Bagdad. En la página 2, Nietzsche ya nos advertía: “El mayor peligro de todo porvenir humano está en los buenos y los justos. ¡Y por mucho mal que puedan hacer los malos, el mal que hacen los buenos es el más nocivo de todos!”
Inevitablemente, el nº siguiente (61, abril 2003), reúne la opinión de Maquiavelo, Eliot, Marco Aurelio y Menassa respecto a la guerra.
El 11 marzo de 2004, Al Qaeda atenta en Madrid; el día 14, el PSOE gana las elecciones generales y, el 22 de mayo, se casa el Príncipe Felipe con Dª Letizia Ortiz. De estas tres noticias, Las 2001 Noches se centra en esta última, con la portada del nº
71 (mayo 2004) “Rey es el que reina” (donde opina respecto a ciertas proposiciones al Príncipe) y, en el nº siguiente (72, junio), con un amplio reportaje fotográfico realizado por nuestra reportera más decidida.
En la portada de ese mismo número, se lee: “Hemos sido seleccionados, en cine, (Maratón de Vídeo Digital organizado por la SGAE, precisamente con el corto “Carta al Presidente”) y en música (Indios Grises, semifinalistas del concurso de maquetas patrocinado por 40 TV y GUINNESS). Una gran alegría para nosotros.
La contraportada del nº 73, julio 2004, anunciaba en un gran titular: “La mujer y yo, Carta al Presidente, ha obtenido el Premio del Público (dotado con 600 euros) en la Maratón de Vídeo Digital”. Ahora, la alegría se había materializado. ¡¡Bien!!
El nº 78 (marzo 2005), aparece con el titular: “Los padres no mueren si fueron capaces de hablar antes de morir”, con textos de 19 autores relativos a la relación con el padre. Casualmente, el día 2 de abril, muere el Papa Juan Pablo II.
En 2006 se cumplen 150 años de la muerte de Sigmund Freud, y aparecerán dos números (86 y 87) bajo el lema: “Poetas que acompañaron a Freud en su obra”. En otro orden de cosas, hay que destacar los números que reúnen la obra de varios poetas en torno a una idea común. Hemos citado los relativos al padre y la guerra, pero encontramos también:
Nº 16 - Federico García Lorca, ha nacido un poeta.
Nº 21 - Porque el tango es macho, ¿y la milonga qué?
Nº 28 - El cuerpo, el tiempo, la poesía (que contenía sólo poesía de mujeres).
Nº 45 - Dios, una palabra para la poesía.
Nº 49 - Mujeres escritoras.
Nº 77 - Feliz Navidad.
Nº 80 - Acerca de la escritura (80).
También los dedicados a un solo autor, entre los que destacan:
Vicente Aleixandre, Leopoldo de Luis, María Chévez, José
Ángel Valente, Juan Jacobo Bajarlía o Menassa.
“El hombre es aire en el aire y para ser un punto en el aire necesita caer”, nos dice Antonio Porchia en el nº 9. Para nosotros ha llegado el momento de poner un punto en esta historia, cosa nada fácil aunque necesaria, así que, humildemente, nos disponemos a caer, de nuevo, en el presente. Y con alegría, ya que, tras el punto, podemos empezar otra frase.
Carmen Salamanca Gallego
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