domingo, 15 de enero de 2012

MISTERIOS de Evgueni Evtuchenko. Las 2001 Noches nº 126

Todos los misterios de la infancia
se van como la niebla del río.
Misterios eran Tonias y Tanias
aún con los pies rojos por el frío.

Misterios las estrellas y animales,
y las setas bajo los temblores.
Y las puertas chirriaban misteriosamente,
como sólo chirrían las puertas en la infancia.

Los enigmas del mundo iban surgiendo
como las bolitas de la boca
de un faquir encantador
que sabe su secreto.

Copos de nieve encantados
sobre campos y bosques caían.
Sonrisas encantadas
danzaban en los ojos de las niñas.

Susurrábamos algo misteriosamente
en la misteriosa pista de hielo.
Y una mano tocaba a otra mano,
temerosa, como el misterio toca al misterio.

Y, de repente, fuimos mayores.
Con su frac desgastado, el faquir
se marchó de tournée a otra infancia,
a un lejano país.

Se olvidó de nosotros, ya adultos.
Faquir: ¡qué mala persona eres!
Tan sin misterio es, que hoy nos molesta
al caernos encima la nieve.

¿Dónde estáis, encantadas bolitas?
Nuestra tristeza no tiene misterio.
Ya no son un misterio los otros,
ni nosotros lo somos para ellos.

Cuando una mano, a veces,
a otra mano toca acariciando,
sólo toca una mano, no un misterio.
¿Comprendéis? Solamente una mano.

Dadnos un misterio muy sencillo,
ese misterio que es timidez y silencio,
un misterio delgado y descalzo.
Aunque sólo sea uno, ¡dadnos un misterio!

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