sábado, 20 de febrero de 2016

La divina comedia de Dante Alighieri. Las 2001 Noches Nº 86

PARTE SEGUNDA - PURGATORIO
CANTO XII (Fragmento)
Pareados, como bueyes bajo el yugo,
iba yo con aquella alma cargada,
mientras el dulce maestro a bien lo tuvo.
Mas cuando dijo: “Déjale y avanza,
que aquí conviene con vela y remos
cuanto uno pueda, aligerar su barca”;
erguido, cual se debe andar, fui puesto
con la persona, aunque mis pensamientos
inclinados siguieran y modestos.
Yo ya andaba, y seguía placentero
de mi maestro los pasos, y allí entrambos
mostrábamos cómo éramos ligeros,
cuando dijo: “Los ojos vuelve abajo:
te convendrá, por suavizar la senda,
mirar al suelo donde vas pisando”.
Como, porque memoria de ellos sea
sobre sepultos las terrenas losas
llevan escrito lo que en vida fueran,
por lo que muchas veces allí lloran
por el pinchazo de la remembranza,
que sólo a los piadosos acongoja,
así vi allí, mas con mejor semblanza,
según el artificio, figurado
cuando por vía de afuera el monte avanza.
Veía a aquel, que noble fue creado
más que otra criatura, desde el cielo
fulgurante cayendo por un lado.
Veía a Briareo, herido por el hierro
celestial, que yacía de otra parte,
grave a la tierra por el mortal hielo.
Veía a Timbreo, veía a Palas y Marte
aún armados en torno al padre de ellos
mirar dispersos miembros de gigantes.
Veía a Nemrod al pie del gran empeño,
casi extraviado contemplar las gentes
que en Sanaar con él soberbias fueron.
¡Oh, Niové, con qué ojos tan dolientes
te veía, esculpida allí a la estrada,
entre tus siete y siete hijos inertes!
¡Oh, Saúl, cómo con tu propia espada
aparecías muerto en Gilboé,
que después no vio lluvia ni rosada!
¡Oh, loca Aracne, tal te contemplé
ya medio araña, triste en los retales
del trabajo que en daño tuyo fue.
Oh, Roboám, ya no sembla que amenace
aquí tu gesto; mas de espanto lleno
te lleva un carro, antes que te echasen.
Mostraba aún el duro pavimento
cómo Alcmeón a su madre le hizo caro
pagar el desdichado adornamento.
Mostraba cuál los hijos se arrojaron
sobre Sennaquerib dentro del templo,
y, como muerto, allí lo abandonaron.
Mostraba la ruina y daño horrendo
que hizo Tomiris, cuando dijo a Ciros:
“De sangre hubiese sed, de ella te lleno”
...Mostraba en la derrota ser huidos
los asirios tras muerte de Holofernes,
y también las reliquias del martirio.
Veía a Troya en cenizas demolientes:
¡oh, Ilión, qué vil y qué pequeño
el cuadro que allí había te discierne!
Del pincel o buril, ¿quién fue el maestro
que allí trazó las sombras y motivos
que admirarían a un agudo ingenio?
Los muertos creí, los vivos vivos:
no vió mejor que yo quien vio lo cierto
de cuanto allí pisé inclinado al sitio.
Id, soberbios, con ojos altaneros
hijos de Eva, no inclinéis el rostro,
de modo que veais el mal sendero.
Mucho habíamos ya del monte vuelto,
y anduvo más el sol en su camino
que lo estimaba el ánimo no suelto;
cuando aquél, que delante siempre fijo
me andaba, comenzó: “Alza la cabeza;
no es ya tiempo de andar tan abstraido.
Hacia allí mira un ángel que se apresta
por venir hacia nos; ve que ya torna
del servicio del sol la esclava sexta.
De reverencia el acto y rostro adorna,
porque le plazca arriba conducirnos:
ve que este día ya jamás retorna!.

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