jueves, 16 de noviembre de 2017

OLGA OROZCO de Olga Orozco. Publicado en Las 2001 Noches nº 10


 Yo OIga Orozco desde tu corazón digo a todos que muero. Amé la soledad, la heroica perduración de toda fé,
el ocio donde crecen animales extraños y plantas fabulosas, la sombra de un gran tiempo que pasó entre misterios y entre
       alucinaciones,
y también el pequeño temblor de las bujías en el anochecer.
Mi historia está en mis manos y en las manos con que otros
       las tatuaron.
De mi estadía quedan las magias y los ritos,
unas fechas gastadas por el soplo de un despiadado amor,
la humareda distante de la casa donde nunca estuvimos,
y unos gestos dispersos entre los gestos de otros que no me conocieron.
Lo demás aún se cumple en el olvido,
aún labra la desdicha en el rostro de aquella que se buscaba
       en mí igual que en un espejo de sonrientes praderas,
ya la que tú verás extrañamente ajena:
mi propia aparecida condenada a mi forma de este mundo.
Ella hubiera querido guardarme en el desdén o en el orgullo, en un último instante fulmíneo como el rayo,
no en el túmulo incierto donde alzo todavía la voz ronca y
       llorada
entre los remolinos de tu corazón.
No. Esta muerte no tiene descanso ni grandeza.
No puedo estar mirándola por primera vez durante tanto     
       tiempo.
Pero debo seguir muriendo hasta tu muerte
porque soy tu testigo ante una ley más honda y más oscura
      que los cambiantes sueños,
allá, donde escribimos la sentencia:
«Ellos han muerto ya.
Se habían elegido por castigo y perdón, por cielo y por
      infierno.
Son ahora una mancha de humedad en las paredes del primer
      aposento».

Olga Orozco
www.las2001noches.com

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