-Ya no falsificarás sensaciones, poeta.
-Cada día cantaremos mejor lo que cantamos cada día.
-Te pensabas más bella de lo que estabas, y lo eras.
-Oh, qué dudas me asaltan de haberte dicho todo o casi nada.
-Por teléfono supe la mala educación de aquel desconocido al no decirme gracias.
-Qué pensamiento de si habré escrito en el sobre la dirección del pueblo en que no estabas.
-Los chiqueros se nutren de bravura, de machez los toreros.
-Me pongo en comunicación con tu belleza suspendida la mirada.
-Qué pena de habérseme olvidado y no decirte lo que pensé escribirte, lo mejor, en vez de lo que no pensaba y te escribí.
-El portamonedas de tinta de la jibias.
-La plaza, boca de la alegría, corro de piedra.
-Los barrancos se llevan el aire que se despeña.
-Esta tierra de tan seca, eleva.
-Una mano como una lluvia larga y clara.
-En la alberca chocan lluvias.
-El aire es de color.
-Y está el órgano, con sus remos sonoros, jugando a las regatas.
-El hisopo es el salero que da punto a los ataúdes para que se los coman los gusanos.
-La culebra como un zarcillo errabundo.
-El sol se ve enjaulado en la lluvia como tras un balcón.
-Las brisas multimillonarias de los álamos.
-Silencio, voy a coger cigarras.
-Los columpios del agua.
-Los panales del mar y el viento.
-Noche de gatos, no de perros.
-Se apresuran las sombras a enroscarse.
-No te atravieses, cielo, en mi camino.
-Cantan los tambores como tórtolas.
-El monte se queda de piedra.
-Avispas de ojos azules que no pican.
-En lechos de holanda de lilios.
-Los cántaros se quedan suspirando.
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